🫀 Punto de inflección 🫀

2 1 0
                                    

Después de ese día Kenji y yo nos encontramos todos los días después de la escuela.

El me platicaba que tan mal le había ido esa vez, siempre podía ser peor.

Desde decirle insultos, tirar sus cosas y patearlas hasta tirarle agua sucia encima, rayar su rostro con marcadores, golpearlo, etc.

Cada día hacíamos algo diferente para distraernos un rato, como ir al parque, comer helados, comprar chucherías o dulces en las tiendas, jugar en las maquinitas, a la trae, etc.

Nunca quería que estuviera sólo pensando en lo que le pasaba ahí.

Un día el ya no quiso salir de casa para encontrarme. Eso era demás de extraño, pues en muchas ocasiones era él quién incluso iba a buscarme a casa.

Sabía que algo estaba mal.

Toqué fuertemente en la reja de su casa pero nadie salía, hasta que su padre lo hizo después de unos minutos.

Le consterne mi preocupación por Kenji, pero el estaba muy confundido.

Claro, seguro nadie sabe aún lo que sucede con él en la escuela.

- Porfavor señor, sólo dejéme pasar a ver cómo está. Se lo pido

El me vio realmente alterada a lo que rápidamente accedió, me dejó entrar y después de cerrar todo a su pasó me guío hacia la habitación de Kenji.

Su madre nos miró preocupada por la escena que estábamos montando y también nos siguió.

- Kenji, soy yo, Yuko.. ¿ Puedes salir solo un momento ? Necesito contarte algo que me pasó

- No se si me escuchas. Voy a pasar, está bien?

Quería actuar despreocupada para no forzarlo pero al no escuchar respuesta le pedí a sus padres que abrieran, pues la cerradura tenía llave.

Cuando abrieron rápidamente pude notar que algo estaba muy mal.

Kenji estaba fuertemente golpeado tirado en el suelo apenas recargándose de una de las paredes.

Lo peor, en su mano derecha sostenía unas tijeras con las cuales había cortado en numerosas ocasiones su brazo.

Corrí hacía el hablándole, tratando de que no cerrara su ojos. Bastante sangre estaba derramada en el suelo.

Su padre entro, lo tomó en sus brazos con cuidado y cargándolo se apresuró a llevarlo en el auto.

Su madre seguía llorando, ella estaba en shock. Yo seguí al padre sin dudarlo, no podía dejar a Kenji sólo.

Me subí al auto y nos dirigímos al hospital más cercano.

Horas y horas pasaron para que lograrán estabilizarlo, había recibido transfusión de sangre por lo que lo tenían en vigilancia.

Sus padres seguían llorando. En la tristeza y la confusión voltearon a verme. Su madre tomó mis manos llamando mi atención hacía ella.

- ¿Como... Como supiste que esto estaba pasando? ¿Hay algo que no sepamos?

Me mantuve en silencio unos segundos para después asentir. Lo mejor era ya decir todo, Kenji es muy bueno, muy tierno e inocente como para lograr defenderse solo y se que no quiere preocupar a sus padres pero... que pasara esto ya es demasiado.

- El es acosado fuertemente en su escuela. Desde que lo conozco he tratado de convencerlo de decirles pero no lo logré. Eso sucede desde que regresaron de Osaka.

- No pero.. ¿como nunca nos dijo? ¿Porque nunca vimos nada, que tipo de padres somos?

Ella se lamentaba frente a mí, su voz entrecortada y sus manos temblando eran mi perdición.

No quería verla así, sólo me hacía pensar cosas negativas sobre lo que pasaría con Kenji de ahora en adelante.

- Lamento mucho que nunca me atreví a decirlos por mi cuenta..

- No es tu culpa.. Kenji siempre que regresaba de contigo sonreía. Tu eres quien le hacía sentir bien. Muchas gracias por cuidar de nuestro bebé, gracias por todo.

Mencionó su padre. Las lágrimas en sus ojos y sus palabras no me agradaban, sólo podían significar una cosa.

Algo malo se acercaba.

Amor del más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora