capitulo 3

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Lo más obvio es que al despertar lo primero que ves es el techo, en mi caso no, lo primero que vi al despertar fue la cara de mi gato. lo aparté de mi pecho y me removí entre las sábanas intentando conciliar el sueño nuevamente, pero una duda llego de pronto a mi mente.
¿Cómo llegué a casa?.

Estaba ebria anoche, pero aún consciente de mis acciones, si recuerdo en salir de esa horrible fiesta y caminar sin rumbo hasta llegar a la vieja iglesia del pueblo...

Oh mierda, me he besado con el padre, ¡me he besado con el padre!.

la situación era grave para mí, me levanté y a grandes pasos me acerqué al espejo para mirar mi cuello, mayor fue mi sorpresa al no ver nada allí, no había nada de nada, nisiquiera una cicatriz. ¿Me lo imaginé todo?, tal vez si estaba demasiado ebria y alucinaba por lo que sea que le haya dado Viviana.

Suspiré cansada, con leve dolor de cabeza que me hizo volver a acostarme en mi cama, estaba muy mal como para mantenerme de pie, me dolía demasiado la cabeza.

— Mugrosa, es hora de levantarse, mamá salió y quedó yo a cargo. — la chillona voz de mi hermano sonó del otro lado de la puerta. Me provocó gritarle, ahorré mis palabras ya que el es un chismoso. — Antonella rose, no lo vuelvo a repetir.

— ¡Ya voy papá! — grite con sarcasmo y me puse de pie para abrirle la puerta — ¿Por qué me jodes?.

— Vocabulario. — Regañó — Prepare tu desayuno, ven a comer antes de que se enfríe y date un baño, si mamá llega a verte, así sabrá que fuiste de fiesta.

— ¿Cómo lo sabes...?

— No lo sabía, lo supuse, Pero ahora se que es cierto. — rodé los ojos. El de verdad era astuto. — lo cierto es que escuché tu ventana abrirse anoche, no fui a revisar por miedo a que mamá se despertará, supuse que eras tú llegando de una escapadita, me debes una ahora hermanita — Me guiño un ojo.

— Sebas.. — No le tenía mucha confianza a mi hermano, aunque de verdad necesitaba apoyarme de alguien. — Sonará raro, pero.. anoche paso algo muy loco, estaba ebria pero no tanto, me perdí al llegar a casa, me desvíe a la iglesia.. tomé valentía y entré.. allí estaba el padre Caín, el murmuró palabras raras y me besó. — mi hermano abrió los ojos sorprendido. — sí y él.. mordió mi cuello pude sentir el dolor, pero ahora no tengo nisiquiera una marca.. tampoco se cómo llegué a casa.

Un silencio se escuchó, el rostro de mi hermano era indescifrable y por un momento me arrepentí de haberle contado. Mi preocupación se fue al carajo cuando escuché una risa por parte de él.

— Dios mío Antonella, ¿Que te metiste en esa fiesta?... — otra carcajada salió de sus labios. — No sabes ni siquiera cómo llegaste a casa, deja de fantasear con el sacerdote, que asco contigo Antonella, caiste bajo. — Y es por eso que no le cuento nada a mi hermano.

— Bien, es cierto... Alguna droga me dió Viviana.. — suspiré frustrada.

Mire una vez más el rostro burlón de mi hermano y le cerré fuertemente la puerta en la cara. Volví a tirarme en mi cama gire mi rostro para ver a mi hermoso gatito, lo amaba demasiado. lo tomé entre mis brazos acariciandolo levemente, sus ojos brillaban al verme y se volvía tan tranquilo a mi lado.

Le dí un beso a mi gato y baje para encontrarme a mi hermano sirviendo elegantemente la comida, me daba risa su actitud presumida. Ignore su presencia y me senté en la mesa a comer, el escribía su libro o algo así.

— ¡Estúpido bloqueo del escritor!.

— ¿Que...?.

— Bloqueó del escritor, es cuando no tienes ideas para escribir algo o simplemente se te va la inspiración. De igual manera no lo entenderías. — contestó bruscamente.

Mas allá de la Redencion [...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora