Cuatro

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"Voy a cambiar"

   Eren no me había dirigido la palabra en todo lo que iba del día, ya casi era la hora de salida y ni siquiera había almorzado con el. Mikasa me evitaba, al igual que Armin; incluso Sasha y Connie no me saludaron. Iba caminando por los caminos verdes de el instituto, yendo hacia el otro edificio donde se encontraba la oficina del rector Zeke Yeager; que según el profesor Erwin, me estaba buscando. Espero no sea nada malo, aunque realmente no había hecho nada que pudiera costarme una sanción.

Toque la puerta, curiosamente esta oficina quedaba muy cerca de las canchas. Donde Eren jugaba voley en sus horas libres. Quise asomarme a ver si se encontraba, pero ya era tarde porque me habían abierto la puerta. — Buenas tardes rector, me dijeron que me necesitaba. — salude firme y el me hizo un ademán para que me sentara. Lo cual hice.

— Estas en lo correcto Kirschtein, te necesito porque pronto será el baile de despedida para los Seniors, o sea para ustedes. Y quería consultarte si puedes entrar al comité organizador. — me dijo, mientras parecía buscar unas notas en su escritorio. Como noto que no le di respuesta inmediata. Añadió — Estarán compañeras tuyas, la señorita Reiss al igual que Braus. — finalizó.

— Sería un honor la verdad, pero pronto tengo entregas finales con la profesora Hange. Me gustaría enfocarme en eso, al igual que compromisos con...— no pude completar mi excusa cuando la puerta se abrió, mostrando a varias personas. Entre ellos un chico de ojos grises con el cabello castaño claro y otra chica de cabello negro.

— Estos mocosos estaban fuera de clase. Dicen ser nuevos pero la verdad no les creo nada, seguro es otra excusa que usan los adolescentes de ahora. Haz algo Zeke. — exigió el profesor Levi, era alguien muy correcto, aunque aveces pisaba la línea de lo anticuado en lo que compete a sus manera de "enseñar". Los traía tomados por la parte trasera del cuello de sus camisas, como si se tratara de dos crías. Aunque más bien creo que el profesor los ve como dos bolsas de basura.

— Tranquilo Levi, son nuevos. — Respondió con una sonrisa mientras se levantaba de su silla. Al parecer el y el profesor Levi no se llevaban muy bien que digamos. No tanto como Levi con el profesor Erwin, aveces parecen pareja. — Ellos son Porco Galliard y Pieck Finger. Vienen de intercambio de la secundaria de Marley, donde yo hice mi secundario. ¿No es increíble? — hablo esta vez dirigiéndose a mi, parecía emocionado. Pero realmente yo solo no podía dejar de ver al chico. A Porco.

— Si, es increíble. — articule por lo bajo. — Profesor Yeager, podría volver más tarde para terminar de discutir lo del comité organizador. Tal vez haga un espacio....— nuevamente me vi interrumpida.

— No te preocupes Nicole, te tengo una nueva tarea. Vas a llevar a los chicos a sus respectivas aulas, debe ser su última clase del día, apenas va comenzando y tienen mi permiso para entrar. — dijo con naturalidad el rector. Y yo, no se decir que no. Solo me quede paralizada unos segundos, con los ojos muy abiertos y sin saber que decir. Realmente no soy para nada buena socializando, mi vida social es mi novio y uno que otro de sus amigos. Aunque no tenía que socializar, solo llevarlos a sus salones. Debe de ser la misma aula donde vaya cada uno.

— Claro, está bien profesor. — dije sin más, abriendo la puerta para que los tres pudiéramos salir. En realidad no era mala idea, solo llevar a los chicos a sus salones, y me podría librar de ser comité de un baile al cual no tenía muchas ganas de ir.

Iba caminando en medio de los dos chicos, el silencio era sepulcral y muy incómodo. Carraspee mi garganta. — me podrías prestar tu horario...¿Pieck?— me dirigí a la chica, con la duda en su nombre.

— Si, claro, aquí está— me entrego la hoja blanca oficio, con más de 10 materias allí. Ella tenía clases hasta las cinco de la tarde mientras que la mayoría nos retirábamos a las dos en punto. — Por cierto discúlpanos, por hacerte hacer esto. Se que no quieres, se te ve en la cara — articulo soltando una pequeña risa. Me sonrojé de la vergüenza, realmente no quería que eso se notase.

— N-no, no pienses eso. Discúlpame tú a mi, es que de verdad soy mala en esto de hablar con gente nueva. — respondí apenada — ¿Puedes prestarme tu horario, Porco?— el volteo y me entrego su hoja. A diferencia de la chica, el tenía el mínimo de materias.

— Que honor que una chica tan linda como tú, nos guíe a nuestra aula. — dijo el mirandome directamente a los ojos. Voltee enseguida cortando el contacto visual. Mentiría si no digo que me pone nerviosa.

Páramos de caminar en frente del laboratorio de química, donde se encontraba la profesora Hange explicando extrovertidamente cosas de su materia. — Aquí es el laboratorio, Pieck. La profesora Hange seguro te caerá de maravilla, solo no la interrumpas mientras habla — le indique antes de tocar la puerta. Esta de abrió y dejó ver en la primera fila a Eren, Armin y Mikasa. Armin me miro apenado, dedicándome una sonrisa tierna; la cual devolví.

— Muchas gracias, Nicole. Tal vez nos veamos después. — se despidió ella mientras entraba al aula y cerraba la puerta. Yo solo le sonreí y me despedí con la mano.

Seguí caminando mientras Porco caminaba detrás de mi. — Tu aula debe de estar cerca, literatura es una de mis materias favoritas. Espero te guste. El profesor Mobit es muy atento y te ayuda en todo. — hable rápidamente, emocionada.

— Ojalá sea como lo describes, soy más fan del deporte. Aunque no soy mal estudiante. — Repondio el. Tenía sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, mientras que cargaba su mochila azul. No puedo decir que no es guapo, porque lo es. Lo más atractivo de el sin duda eran sus ojos grises.

— Llegamos. Suerte, Porco. — le dije mientras tocaba la puerta para que lo dejaran adentrarse al salón.

— La suerte la tendría si me dejarás almorzar contigo mañana..— no pude responderle porque la puerta se cerró y yo me quede helada del otro lado. El solo quiere ser mi amigo, tal vez pueda presentárselo a los chicos y pueda integrarlos para que no se sientan solos.

Iba de regreso al campus, donde esperaría a Eren. Porque aunque las clases de el estén a punto de culminar, siempre se quedaba jugando en la cancha y entrenando. Me senté en uno de los bancos que están bajo la sombra de un árbol, era obligatorio que Eren pasara por allí, ya que era la única salida del laboratorio de química hacia las canchas. Espere y espere. Ya había culminado la prueba de laboratorio cuando lo vi salir junto a Armin y a Mikasa, caminé hacia el con mi mochila en un solo hombro. Armin me miro y me saludo, Mikasa solo le dijo a Eren que lo veía luego y se fueron los dos.

— ¿Podemos hablar? — pregunte cabizbaja. El se dio la vuelta caminando hacia los vestidores. — Eren, por favor. No quiero que estemos así, escúchame. — le pedía mientras caminaba detrás de él. Llevaba ventaja, caminaba mucho más rápido que yo. Eren era un chico alto.

— Nicole, no estoy de humor. Deberías ir a hablar mejor con el chico que entraste al laboratorio. — se paró en seco girando para mirarme, sus palabras eran más frías que una panela de hielo. De sentían como agujas.

— Eren, tú fuiste el que me llamaste para reclamarme algo absurdo. Tu eres el que me lastimo con tus palabras, y ahora me dices que no quieres hablar porque el que está molesto eres tú. De verdad, aveces se me olvida lo cínico que llegas a ser. — suspire, sintiendo las lagrimas correr por mis mejillas. — Lo mejor es que terminemos, tu ya no eres el chico del que me enamore. — las palabras fluyeron de mi boca, sin pensarlo lo dije. ¿De verdad esto era lo mejor? No quería alejarme de él realmente. Trate de irme pero el atrapo mi brazo con su mano impidiéndome hacerlo. Justo en ese momento me volteo y me beso, sus labios encajaban con los míos. Éramos como piezas de un rompecabezas, pero no del mismo. Podía sentir como el empezaba a mover sus labios por encima de los míos y yo solo me mantuve estática con los ojos abiertos por unos segundos. Pero a quien le miento, no iba a poder alejarme. Y no lo hice, le seguí el beso. El nos separo y me miro tomando mi rostro entre sus manos. Por un momento toda mi valentía para terminarle, mi resistencia y mi arrebato, todo se esfumo solo con ese beso.

— Perdón mi amor, no debí hacer eso. Discúlpame ¿si? Voy a cambiar, te lo prometo. — dijo cambiando totalmente su tono de voz, toda la frialdad en sus palabras pareció cambiar q una hermosa calidez que no sentía desde hace unos días. Pero a pesar de eso, algo en mi no podía creer esa promesa. Me abrazo, me acurruco en su pecho. Trate de rechazarlo pero al final no pude hacer más que abrazarlo de la misma manera.

Me iba a costar demasiado despegarme de Eren el día que lo tenga que dejar ir. Pero lo que no sabía es que ese momento estaba por llegar, y en realidad, no iba a ser tan doloroso como llegue a pensar alguna vez.

𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐬𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫 -Porco Galliard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora