Capítulo 1

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La aldea de Konoha empezaba a reconstruirse y a recuperarse de las heridas de la cuarta guerra ninja. Las ruinas estaban siendo reemplazadas por nuevos edificios. La vida empezaba a volver a la normalidad.

Pero para Naruto, el héroe que había salvado al mundo de la destrucción, la vida no era tan fácil. Aprendió a adaptarse a su nueva realidad sin un brazo, pero era un proceso lento y doloroso. Tenía que reaprender a hacer las cosas cotidianas, como vestirse, comer y incluso caminar.

A pesar de las dificultades, Naruto no se daba por vencido. Seguía siendo el mismo ninja valiente y determinado que había sido antes de la guerra. Pero ahora, tenía que enfrentar nuevos desafíos y aprender a vivir con una discapacidad por el momento.

La aldea lo miraba con admiración y respeto, sabiendo que había dado todo por protegerlos. Pero Naruto no quería ser visto como un héroe inválido, quería ser visto como un ninja fuerte y capaz, incluso sin un brazo.

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Después de un largo día volvía a su realidad.

Naruto está sentado en su habitación oscura y silenciosa, el cuerpo inclinado hacia adelante mientras mira hacia su ventana. Su brazo derecho falta, reemplazado por un muñón vendado. La expresión en su rostro es de profunda tristeza y frustración.

Ahora es el héroe de Konoha.
Pero todo parece gris y sin sentido. La pérdida de su brazo es un constante recordatorio de su sacrificio por salvar a su amigo, y la incapacidad para realizar tareas simples por sí mismo es una fuente de frustración y desesperación.

Naruto parece haber perdido su chispa, su energía y su pasión. Sus ojos, que antes brillaban con determinación y entusiasmo, ahora parecen apagados y vacíos. Su cuerpo, que antes era fuerte y ágil, ahora parece débil y vulnerable.

La habitación está en silencio, excepto por el sonido de la respiración pesada de Naruto. La atmósfera es opresiva y pesada, reflejando su estado emocional. La depresión y la frustración parecen haber consumido su ser, dejándolo sin esperanza ni dirección.

Naruto sonreía y reía con sus visitas, contando historias y anécdotas. Pero en cuanto la puerta se cerraba detrás de ellos, su sonrisa se desvanecía y su mirada se apagaba.

Se sentaba en la oscuridad, rodeado de las sombras que parecían crecer y envolverlo como una manta. La habitación, que antes estaba iluminada por la presencia de sus amigos, ahora parecía un pozo sin fondo.

Naruto se sumía en sus pensamientos, reviviendo los momentos más dolorosos de su pasado.

Se sentía solo, abandonado por la felicidad que había fingido durante las visitas. La oscuridad parecía ser su única compañera, su única confidente. Y en ese abismo de tristeza, Naruto se perdía, sin saber cómo encontrar el camino de regreso a la luz.

Naruto se repitió a sí mismo que había superado los sentimientos de dolor y tristeza que lo habían atormentado durante tanto tiempo. El haber conocido a sus padres, Minato y Kushina, y saber que había sido tan amado por ellos, había sido un gran alivio para su alma.

También había logrado una profunda conexión con Kurama, el Nueve Colas que había sido sellado dentro de él. La ira y el rencor que habían existido entre ellos durante tanto tiempo habían desaparecido, reemplazados por una comprensión y respeto mutuos.

Naruto se sentía liberado de las cargas que había llevado durante tanto tiempo. Ya no se sentía solo, ya no se sentía como un monstruo. Sabía que era amado, sabía que era fuerte, y sabía que podía superar cualquier obstáculo.

Pero, a pesar de todo, todavía quedaban momentos en que la oscuridad parecía acecharlo, en que los fantasmas del pasado parecían regresar. Y en esos momentos, Naruto se aferraba a la luz que había encontrado, se aferraba a la felicidad y la paz que había logrado, y se recordaba a sí mismo que ya no estaba solo.

Naruto se durmió con la esperanza de que la prótesis que recibiría en seis meses sería la solución a sus problemas. Creía que con un nuevo  brazo, podría recuperar su identidad como ninja y dejar atrás los sentimientos de inseguridad y tristeza que lo habían estado atormentando.

La abuela Tsunade, la legendaria ninja y líder del pueblo de Konoha, le había prometido que la prótesis sería de alta calidad y que le permitiría recuperar su movilidad y habilidades como ninja. Naruto se aferraba a esa esperanza, creyendo que con un nuevo brazo, podría volver a ser el mismo de antes.

Pero, mientras dormía, su subconsciente seguía trabajando, intentando procesar los sentimientos y emociones que había estado reprimiendo. La pérdida de su brazo había sido solo un síntoma de un problema más profundo, y Naruto todavía tenía que enfrentar y superar los verdaderos desafíos que lo habían estado atormentando.

La prótesis sería solo una solución física, pero Naruto necesitaría encontrar una solución emocional y espiritual para poder verdaderamente sanar y recuperar su alma.

Algún día... (7° Aniversario de Naruto The Last)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora