𝐋𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐫𝐞𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐨𝐫𝐭𝐞 / 𝐉𝐚𝐜𝐞𝐠𝐨𝐧

𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑝𝑡 1

A pesar de ser de casta "AD" Aemond era alguien muy pacifista y rara vez se le veía verdaderamente enojado, esto debido a que no le gustaba que sus instintos primitivos tomarán el control total de sí pues lo llevaba a comer locuras de las cuales siempre terminaba arrepintiendose, a medida que fue creciendo fue aprendiendo a tener más autocontrol de sus instintos y en ocasiones como reprimirlos. Aemond siempre fue bastante obediente a las ordenes de sus progenitores como de su hermano mayor, más sin embargo era inteligente y nunca se dejó manipular ni mucho menos engañar de las vil calumnias que su madre le quería hacer ver o creer de su hermana.

Nunca le tuvo odio a su hermana mayor, incluso había veces en el pasado que la defendía de aquellas personas que murmuraba a sus espaldas sobre la legitimidad de sus hijos, bien se sabía que los hijos de Rhaenyra no eran de su esposo pero nadie hablaba de lo que ella tenía que aguantar del hombre, en varias ocasiones cuando iba a visitar a los bebés que tuvo su hermana se la encontraba llorando con algunos moretones más ellas solo le sonreía y le decía que no era nada.

A pesar de todo lo que pasó después de la muerte de su padre, Aemond siempre tuvo presente que Rhaenyra fue más que una hermana mayor para él; fue una madre con quién se refugio y busco consuelo en varias ocasiones.

Desde que Aemond nació nunca se le dio la atención que requería, el niño buscaba constantemente a su madre pero era rechazado pues la atención de ella era toda de Aegon, Aemond recuerda perfectamente que cuando tenía dos años una vez su madre lo castigo dejándolo afuera de su habitación llorando desconsolado, el niño pedía entrar y ser abrazado por su madre pero eso nunca pasó, más bien él se quedó sin voz de tanto pedir y llorar, pero de la nada llegaron un Jacaerys de dos años tomando de la mano a su hermana Rhaenyra quién al ver al pequeño príncipe Targaryan no dudo en sonreír dulcemente.

Rhaenyra se agacho lo que su vientre le permitió pues estaba embarazada de su segundo hijo pero no tenía todavía una barriga tan pronunciada, le seco las lágrimas al niño y luego lo cargo llevándolo con ella a su habitación, Jacaerys por su parte le ofreció de las galletas que estaba comiendo y le acariciaba el cabello a modo de consuelo, recuerda frescamente las palabras dulces y el trato tan especial que le dio su hermana, le dejo acariciarle el vientre y le permitió dormir con ellos esa noche, ambos esa noche fueron la tranquilidad que tanto anhelaba tener Aemond y desde entonces buscaba siempre la forma de escabullirse a la habitación de la mayor para pasar un rato de plena tranquilidad, además le emociono la idea de conocer al bebé de su hermana una vez naciera.

Pero no todo duraba para siempre, cuando Lucerys nació las escapadas de Aemond al cuarto del bebé eran más recurrentes y Alicent término por enterarse así que Aemond fue castigado, luego de eso tenía un guardia que siempre lo vigilaba para que no fue al ala donde se encontraba Rhaenyra y sus hijos, Aemond poco a poco se distanció de su hermana y sus hijos pero de vez en cuando cruzaba palabras amables con Jacaerys, lo hubiera hecho con Lucerys pero siempre se quedaba congelado ante el pequeño omega de cabellos rizados.

Cuando la guerra estalló, Aemond no puedo negarse a las ordenes de Aegon aún cuando intento evitar lo que su hermano le pedía pero le dijeron que sería tachado como traidor si se negaba a cumplir lo que Aegon le pedía, y lo hizo, siguió sus órdenes pero se negó completamente a seguir ellas cuándo en una batalla que libraba con Meleys apareció Lucerys con Arrax que trató de ayudar a su abuela, Aemond no tuvo coraje ni corazón para seguir peleando que simplemente dio la vuelta pero no se percato que el pequeño dragón del joven príncipe Velaryon estaba justo atrás de Vhagar y cuándo dio la vuelta con su dragona está golpeó al pequeño dragón quién cayó al suelo, Aemond con el miedo plasmado huyó.

Desde entonces Aemond no volvió a montar a Vhagar para la guerra y solamente ayudaba como soldado en campo, movido por la culpa que lo consumía por lo sucedido con Lucerys le ayudó a Rhaenyra en secreto a llevar a Lucerys, Joffrey y los gemelos a pentos para que estuvieran a salvo, ideó ese plan después de que escuchó que habían matado a Baela y su hermana, sabía que los siguientes eran los hijos de Rhaenyra así que hizo lo pudo, luego todo es historia pues no participó activamente en la guerra. Cuando anunciaron que habían matado a Rhaenyra y Daemon entró en pánico pues no sabía el paradero de Jacaerys y temía que algo le pasara, lloro nuevamente después de tantos años cuando vio el cuerpo inerte de su hermana.