Capítulo 14

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Pasé saliva, tratando de ordenar las ideas en mi cabeza y aclarar mi garganta, abrí la puerta de golpe, él se dio la vuelta y me miró asustado, guardó silencio unos segundos, me dio una sonrisa fingida y siguió hablando.

—Tengo que irme, hermanita —volvió a guardar silencio, supuse que estaba escuchando al interlocutor— Aquí está Yoko, yo le doy tus saludos, sí, ella también te manda saludar, un beso y mañana hablamos —agregó y finalmente colgó— Buenos días, cariño —dijo dándome un beso, pero yo moví la cabeza y me lo dio en la mejilla— Era Nanno, está de vacaciones en Seattle.

No le respondí nada, sólo asentí con la cabeza. ¿Desde cuando Folk le llamaba princesa a su hermana? ¿Por qué me sentí mal al escucharlo? Si me engañaba yo le estaba haciendo lo mismo, creo que al final lo que duele es el orgullo o quizá yo sola era la que me seguía haciendo rollos extraños en la cabeza por el peso de la culpa, la pregunta era ¿Qué sentía yo por Folk? Tenía que encontrar la forma de averiguarlo.

Tomé su cara con mis manos y lo miré a los ojos, se veía nervioso, trataba de esquivar mi mirada y entonces lo besé dulcemente, él titubeo, pero al final puso sus manos en mi cintura y yo corrí las mías hacia su cuello, terminó por abrazarme completamente y el beso se intensifico un poco, yo bajé mis manos a su espalda y de pronto, se escuchó un fuerte carraspeo que nos hizo romper el beso, pero permanecimos abrazados.

—Lamento la interrupción —dijo Faye visiblemente molesta con el ceño fruncido recargada en la puerta con los brazos cruzados y los puños cerrados.

—No te preocupes, Faye. Lo dejaremos para después, ¿Verdad, amor? —respondió Folk sin soltarme y me dio un corto beso en los labios.

—Pueden aprovechar más tarde cuando Lux y yo vayamos al supermercado —exclamó en tono sarcástico y pude notar como apretaba más los puños.

—Voy a preparar café —dije separándome de Folk y pude sentir la mirada asesina de Faye aún cuando estaba de espaldas.

—Folk, ¿Me puedes dar las llaves del Audi, por favor? Ya que tú fuiste el que lo guardó en el garaje.

—Claro, voy por ellas, las dejé en la habitación.

En cuanto Folk salió de la cocina, Faye me sujetó fuertemente por el brazo y me hizo girarme para mirarla.

—¿Qué parte no te quedó clara de que no permitieras que te tocara? —recriminó furiosa.

—Es mi novio, no puedo rechazarlo todo el tiempo.

—Eres mía, Apasra. Sólo mía y si no quieres que le tumbe los dientes al imbécil ese, vas a buscarte un pretexto muy bueno para que ni siquiera te mire.

—Odio que me llamen por mi segundo nombre y suéltame que me estás lastimando. No eres nadie para exigirme nada, recuerda que lo nuestro es sólo sexo sin compromiso, fue fácil conseguirlo y con esa misma facilidad puede acabarse.

—Estás muy equivocada si piensas que te voy a dejar ir con facilidad. Me perteneces, no lo olvides.

—No soy un objeto, Faye. Puedo tomar mis propias decisiones, no lo olvides tú.

Se escucharon los pasos fuertes de Folk y entonces me solté. No supe de donde saqué fuerzas para decirle eso, lo que había entre Faye y yo no era sólo sexo, al menos no de mi parte, y debía reconocer que por un lado me sentía feliz por los celos de Faye, aunque no sabía si los provocaban un sentimiento afectivo o sólo era su orgullo de leona herida.

Folk y Lux entraron a la cocina, ella abrazó de nuevo muy efusiva a Faye y sentí un dolor en el pecho, después me saludó a mí muy entusiasta como siempre, yo le sonreí, pero la tensión se sentía en el aire.

¿Estas libre esta noche? | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora