Capítulo 11

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Un repentino ruido nos hizo aterrizar de golpe en la realidad y me levanté a toda prisa, con los dedos temblorosos me abroché el sostén y abroche la blusa, abrí la puerta despacio y sólo asomé medio cuerpo, era uno de los vigilantes que había subido a hacer su rondín habitual.

—Buenas noches, Señorita Yoko. ¿Todavía por aquí? —dijo amablemente.

—Sí, terminando una campaña, pero ya casi me voy.

—¿Quiere que le pida un taxi?

—No es necesario, gracias.

Me sonrió y caminó a los elevadores, yo apreté los ojos de miedo y cerré de nuevo la puerta. Me di la vuelta y Faye estaba parada justo detrás de mí aún con el Strap-on puesto, con su dedo pulgar delineó mis labios y luego acarició mi mejilla y bajó a mi cuello acariciándolo también.

—Debemos irnos, los policías estarán a la expectativa de mi salida, además deben saber que estás aquí.

—Dije que iba a otro piso, no saben que estoy aquí contigo, es una gran ventaja que las ventanas de tu oficina tengan persianas, no se dio cuenta de mi presencia —dijo mientras besaba suavemente mi cuello y acariciaba mi cintura.

—Faye, por favor —dije con un hilo de voz, mi cuerpo estaba reaccionando de nuevo a sus caricias haciéndome perder la perspectiva de donde nos encontrábamos.

—Dejame darte placer sólo una vez más, haré un viaje de negocios y no sé cuando pueda regresar a Seattle, quizá nos veamos hasta el día de la boda —anunció lamiendo mi oreja en tanto sus manos acariciaban mis senos por encima de la blusa.

—Aún no te he confirmado que iré.

—Con mayor razón, necesito hacerte mía una vez más esta noche.

Me besó apasionadamente mientras desabrochaba mi blusa y la bajaba dejando al descubierto mis hombros, dio pequeños besos en uno y después siguió por mi cuello y pasó hasta el otro hombro, yo tenía mis manos entre sus cabellos. Me cargó y me depositó sobre el escritorio, como pude hice a un lado las cosas y tiré el portarretratos al suelo, ella se rió y sentí como separaba suavemente mis piernas para enterrar su cabeza y besar mi parte más íntima. No pude reprimir el gemido al sentir como movía su tibia lengua en mí, puso un dedo en mi boca y comencé a chupárselo para no gritar, estaba totalmente envuelta en las magníficas sensaciones que me estaban provocando sus besos, en esa parte tan sensible.

Sentí que iba a explotar y ella se detuvo, yo la miré casi con furia y ella sólo me sonrió, se quitó el Strap-on revelandome su feminidad suave y bastante mojada, me recostó en la madera fría y ella se trepó arriba de mí, agradecí en ese momento tener un escritorio tan grande como para que cupiéramos las dos. Tomó mis piernas y las entrelazó con las suyas uniendo nuestras intimidades de golpe, moviéndose con desesperación, gimiendo al unísono, la veía morderse el labio inferior, totalmente perdida en la excitación y en la lujuria del momento, gruñó cuando llegó al clímax, lo que provocó que yo la alcanzara instantes después.

El sonido de mi celular hizo que pegara un grito del susto y hasta me llevé la mano al pecho, Faye se rió a carcajada abierta y yo le di una mirada de odio. Alcancé el aparato y los colores se me fueron de la cara cuando vi que era una llamada de Folk, no quería siquiera imaginar qué hubiera pasado si se le hubiera ocurrido llamar dos minutos antes. No muy segura contesté, sabía que insistiría.

—Hola —dije conteniendo la respiración.

—Hola, Yoko. Adivina dónde estoy.

—Ni idea —No tenía cabeza ni para pensar del uno al cinco menos para adivinar.

¿Estas libre esta noche? | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora