Se removió de su lugar, sentía algo rodeando su torso, finalmente abrió los ojos con pesadez.
Una cabellera verde llamó su atención.
—¿Deku?— se preguntó a si mismo.
Una leve sonrisa se formó, el contrario estaba plácidamente dormido, sus pecas resaltaban más de lo normal.
Lindo.
Fue lo único que pudo pensar antes de sentir los síntomas de una horrible resaca.
—Mierda.... necesito agua.
Se levantó con cuidado, no quería despertar a Izuku.
Cosa que al parecer sería imposible, el agarre del pecoso no tenía intenciones de ceder.
—Tu puedes Bakugou, es fácil, solo no tienes que despertarlo.— se convenció.
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—¿Que tal tu noche Kacchan?— la peli rosa se acercó en cuanto lo vio bajar las escaleras.
—Que te importa.
—Uy, ¿alguien se despertó de mal humor?— el rubio gruño.—, pensé que habías tenido una noche interesante..
—¿De que hablas?
—Digamos que ayer pase cerca de cierta habitación y escuché unos sonidos bastante.....— Kyoka se acercó mientras hablaba.
Se quería asegurar que el pobre Midoriya no terminará en el suelo después de cargar al cenizo.
Tampoco es que le importar mucho si se follaron o no.
—Bastante que orejas.
—Mejor esperemos a que Izuku baje, ¿no?— Ashido sonrió de forma sospechosa.
—Como sea.— agarró bruscamente un vaso.
Odiaba las resacas.
—¿Nos ayudas a hacer el almuerzo, bakubro?— Kirishima se acercó.
—Pelo pinchó, háganlo ustedes.
—Oh vamos, nadie cocina como tú, ¿no quieres que Midoriya despierte y vea un almuerzo increíble listo para el?
—....... bien, ¡Pero no significa nada!
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