CAPITULO 8

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ALEXANDER
(tres días después)

Seguimos en New York gracias a que no hemos podido sacar a Damián del país por la loca de su madre, esto es una mierda

Nunca pensé que ser padre sería tan difícil, llevo tres días con Damián en mi penthouse, es solo que se comporta algo extraño

No habla, solo cuando me grita diciendo que quiere a su madre

No come, solo cuando lo obligó

Su personalidad es fría y sus sentimientos indescifrables, parece encerrado en su propio mundo y a veces ignora lo que le digo

Se la pasa durmiendo o no duerme, esto no debe ser sano para un niño

Voy a la habitación que puse para el y me siento en el borde mientras sale de bañarse, le ofrecí ayuda pero dijo que su madre le había enseñado solo

Le mandé a traer ropa con mis hombres, no se su talla, simplemente les dije que empaquen lo que crean que le sirva

Se viste y intenta alcanzar el pomo de la puerta para salir de la habitación pero lo traigo hacia la cama y lo siento a mi lado

— escúchame — ordenó cuando se tapa los oídos

— quiero a mamá — me ruge enojado

Quito las manos de sus oídos bruscamente, el tendrá que escucharme quiera o no

— lastimosamente soy tu padre, merezco respeto — le reclamo — así que me vas a escuchar si quieres ver a tu madre de nuevo — le digo y solo entonces este presta atención

— te escucho — me dice cruzándose de brazos, al parecer Lena no le enseño buenos modales

— no soy tu enemigo, soy tu padre y se que suena raro pero creo que podríamos llevarnos bien — le explicó y este sigue con la mirada en la nada

— nos pudimos haber llevado bien si no me hubieras separado de mamá — me reclama

— tu madre te separó de mi por cuatro años y tú me reclamas estos tres días — le contraataco, no puedo creer que pelee con mi hijo, tiene un carácter de mierda

Me pregunto de quién lo habrá sacado, yo soy una persona muy serena

— no tiene comparación, mamá dijo que ustedes no me querían y por eso se fue, ella no tiene la culpa de que tengas miedo de tener hijos — me reclama el niño de cuatro años

— escúchame Damián, yo si dije que no quería hijos pero ya teniéndolos no puedo negarte — le explicó

— pues solo devuelveme con mamá y lárgate — me escupe veneno en cada palabra

Pienso en qué hacer, Damián está ojeroso, a perdido peso y está agresivo, definitivamente el amor que le tiene a la madre es algo sorprendente

— está bien, iremos a ver a tu madre pero no te irás de mi lado — le advierto

— pero...

— si te niegas no iremos a verla — le condicióno, al parecer así funciona la relación con el, negociando

— está bien — se rinde y sonrió victorioso

— vamos — le digo saliendo de la habitación, Damián me sigue a paso lento ya que sus cortos pies no lo dejan ir a mi paso

Lo tomo en brazos a pesar de que dice que puede caminar solo y pasamos por la sala donde está Lucas discutiendo con Amelia

Seguimos de largo y lo subo en el asiento del copiloto de mi camioneta

La tentación de los WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora