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El frio se sentía por todo su cuerpo, era natural para el sentir aquella sensación, después de todo ya la había experimentado una vez hace ya muchos años atrás, pero ahora volver a sentir aquella sensación le era increíblemente incomodo y extraño, pensar que alguna vez estaría en los brazos de una antigua conocida.

La Muerte no era ajena a su persona, ella estuvo presente el día que fue exiliado del Edén, estuvo presente el día que su primogénita cometió el pecado de asesinar, estuvo presente el día que Eva murió y finalmente estuvo el día que el también partió de la tierra y ascendió al Cielo, como la primera alma humana.

Recuerda perfectamente como Azrael le guiaba al Cielo, recuerda la bienvenida que Uriel, Jofiel, Michael, Gabriel y la misma Azrael le dieron al estar en el Firmamento, recuerda todo, y era gracioso que justamente en este momento es que recuerdo todo lo que vivió hasta este momento.

Su vida no fue perfecta, su vida fue considerada como una completa tragedia, parecía que su vida era como una obra de teatro, pues nadie intervenía cuando el sufría alguna desgracia, ni siquiera hicieron algo cuando Lilith se marchó con Samael y el quedo solo por bastante tiempo en el Edén, no solo después de mucho tiempo le dieron a Eva, pero esta misma al final tomo las mismas elecciones de Lilith, nunca ha podido decir que genuinamente está feliz de haber vivido aquellos tiempos, los buenos recuerdos eran opacados por los malos, todo por culpa de ese Serafín, todo por culpa de un maldito orgullo, todo por ser demasiado exigente y ser alguien muy ególatra, pero hasta ese momento aun lo veía como un amigo, como a alguien al cual aún podía querer, a pesar de lo que le había hecho pero hasta él tuvo un límite, y ese límite Samael lo había cruzado, parecía que no le importaba su amistad, y vaya que al final, solo dio a conocer el gran odio y asco que aquel Ángel tenía hacia él.

El Cielo tampoco es lo que el pudiera llamar hogar, pues aún con todas las comodidades que este pudiera tener aun había algo que no podía llenar, y esa era la soledad que el sentía, si estaban aquellos Arcángeles con él, incluso algunos de sus hijos lograron ascender al Cielo, pero estaba solo, parecía que su destino era uno muy solitario y eso le destruía, o eso fue hasta que fue concebido para ser el líder de los Exorcistas y tener a sus soldados quienes lo respetaban y admiraban, pero sobre todo siendo dos quienes destacaban, Lute y Vaggie, ambas chicas siendo para el cómo sus hijas, ambas las mejores en lo que se proponían, pero claro, no todo podía ser bueno y Vaggie cayo de la gracia.

y ahora una vez más, estaba solo, en sus últimos momentos de vida solo podía pensar en todo lo que perdió, en todo lo que alguna vez pudo haber tenido, una vez más solo espero a que su momento llegara, pero sintió como alguien lo trataba de voltear, oía los gritos de alguien, de alguien que decía su nombre con desesperación, al ser volteado pudo ver de quien se trataba era de Lute su pequeña, su mano derecha la única mujer que nunca le dio la espalda, ahí estaba llorando por él.

y ahora una vez más, estaba solo, en sus últimos momentos de vida solo podía pensar en todo lo que perdió, en todo lo que alguna vez pudo haber tenido, una vez más solo espero a que su momento llegara, pero sintió como alguien lo trataba de voltea...

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La más ruda de sus chicas, llorando, era doloroso de ver, pero también gratificante, el saber que aun en tus últimos momentos aquella persona que nunca te abandono está ahí, para ti sin importar que, solo esperaba que Lute llegara a ser mejor de lo que él fue y como ultimo regalo solo dedicarle la sonrisa más sincera a su pequeña.

Ángel Of The EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora