Capitulo tres.

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Le costó mucho dejar de pensar sobre lo que había ocurrido.

No porque quisiera volver a repetirlo, claro que no.

De hecho, se juró a sí mismo que jamás, jamás, jamás volvería a dirigirle la palabra a Jorge.

Porque, qué eran esas mañitas de andar dejando al pobre con hambre...de explicaciones...osea, bien pudo haberse convertido en murciélago chafa y Pedro ni en cuenta, aunque claro, quién lo mandaba a tomar sangre de desconocidos.

Así como le decía su mamá; no aceptes dulces de extraños.

Casi igual.

Cuando despertó, los rayos del sol de mediodía calentaban deliciosamente su rostro, disfrutando de el olor a suavizante y el recuperado humor que bien sabía, era culpa de el chupacabras que solo chupaba humanos, osea vampiro.

Muy a su pesar, decidió salir de la cama, llevando consigo las sábanas por el frío del departamento.
Salió de su habitación, encontrando la puerta de Maritoña abierta de par en par, dejándole ver qué la chamaca si limpió su habitación antes de irse a la escuela, pues tenía la maña de dejar todo tirado, hecho un chiquero, y por muy adolescente que fuera y por mucho que respetará su espacio, vivir como si tuviera nido de cucarachas no era algo que iba a permitirle.

En cambio la cocina...,la cocina estaba hecha un desastre.

Se quedó inmóvil, observando el caos que había por todos lados.

La estufa fue víctima de una salsa de tomate derramada, con fideos quemados aquí y haya, incluso algunos regados en el suelo, aplastados por una suela de zapato.
El lavaplatos rebosando de utensilios de cocina, unos de los cuales, no entendía porque los usaría, al menos que hubiese querido cocinar un pavo de navidad.

Y la barra, llena de botes de especias, platos, cubiertos y comida fallida.

Se acercó a la barra, donde un plato estaba cubierto por un trapo para las tortillas. Maritoña le había dejado una nota sobre este, escrita con esas plumas de colores que tanto le gustaban.

Mira, hice mi mayor esfuerzo. Mínimo merezco que me regañes menos por eso.

Aparte nada más échale una llamadita a tío Luis y que el venga a limpiar :D dijo que iba a pedir días libres para venirte a cuidar.

¡tu no hagas esfuerzos!, que te me petateas y ni quién me mantenga.

Con cariño:
Tu Maria bonita. ;3

posdata:
¡Y te comes todo eh!
(Por cierto, ya llame a tu trabajo, ¡Te dieron dos semanas libres :D yeeei!)

Al menos sabía que era una posdata.

Un espagueti de salsa de tomate con excesiva sal y poco tomate.

Regreso a su habitación, con el estómago revuelto, con ganas de fumar un cigarro y dar un paseo.
Pues, para su sorpresa, se sentía maravilloso.

Recordó la mordida, sintiéndose sonrojar (y también estúpido, muy sonso de su parte), con ganas de...
Un momento... si lo había vuelto a morder...

Soltó la sábana, que cayó como una cascada grácil sobre el suelo limpio, apresurandose hacia el espejo.

Nada. Ni una marca.

Trato de recordar en qué momento Jorge le había sanado, pues tal vez estando en su...¿lela? Lo había hecho, pero era ¡imposible! Por obvias razones lo hubiera notado, más con lo...delicado que esa mordidita inocente lo dejo.

Deja que salga la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora