Capítulo 2

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El príncipe Alaryk yacía en su cama, profundamente dormido tras una noche de excesos. Los guardias, fieles a las órdenes del rey Neaz, se dirigieron a la habitación del príncipe.

— ¡Despierte, majestad! —ordenó uno de los guardias sonriendo divertido, arrojando agua fría sobre el rostro del príncipe con firmeza.

Alaryk se incorporó de un salto, su mirada aturdida enfrentando el impacto de la realidad. La noticia de su próximo matrimonio se extendía rápidamente a través del palacio, y el joven príncipe ni siquiera era consciente de que su vida estaba a punto de cambiar drásticamente.

— ¿Qué demonios, Bonnriver? —exclamó el príncipe, frotándose los ojos mientras miraba al guardia—. Podría ordenar tu decapitación por esto.

— No le harías eso a tu amigo —le recuerda Thean, sonriendo.

Alaryk frunció el ceño, aún empapado.

— Aun no me has explicado por qué demonios has hecho esto —dijo, levantándose de la cama y mirando la ropa empapada que dejaba marcas en el suelo.

— Tu padre lo ordenó —contestó Thean con diversión, viendo cómo el príncipe intentaba secarse.

Alaryk maldijo a su padre en voz baja.

— Lord Castledown quiere hablar contigo. Está esperando afuera.

— ¿Qué demonios quiere ese chismoso ahora? —espeto Alaryk, molesto al recordar que el hombre se encargaba de informar a sus padres de todos sus movimientos.

— Dijo que es importante —añadió Thean con seriedad.

— Que pase entonces —ordenó Alaryk, furioso por haberse despertado de esa forma y por tener que enfrentar a un soplón.

Thean le da una mirada divertida a su amigo que pasa desapercibida por estar ensimismado en su enojo y luego pasa a darle lugar al lord. El lord, visiblemente nervioso, pero manteniendo la compostura, atravesó la puerta con una falsa seguridad. El príncipe lo intimidaba no solo por su evidente superioridad física, sino también por su desdén hacia él por su papel de informante.

— Buenos días, majestad —saludó, inclinando levemente la cabeza—. ¿Cómo se encuentra?

Alaryk, aún con la misma ropa con la que llegó al amanecer debido a la borrachera, lo observaba con un semblante visiblemente molesto desde su escritorio.

— Mojado —replicó con voz dura, pero claramente irritado.

— Ya veo. Lamento la inconveniencia, pero su majestad el rey...

Alaryk lo interrumpió bruscamente.

— Vaya al grano, Lord Castledown. No tengo todo el día como otros —le lanzó una indirecta, despreciando su papel de rumorista—. ¿Qué quiere mi padre?

Lord Castledown enderezó la postura y fue directo al punto.

— Su padre ha decidido que se casará.

El príncipe se quedó estupefacto. Su primera reacción fue reírse, esperando que se tratara de una broma elaborada por su padre, con Lord Castledown como el mensajero. Sin embargo, al ver la expresión seria del lord, las risas cesaron.

— Está bromeando, ¿verdad? —preguntó Alaryk con seriedad— Porque no puede hacer eso —dijo con firmeza.

— Bueno, en realidad puede, ya que es el rey... —titubeó Lord Castledown.

— Y yo soy el maldito príncipe —lo interrumpió Alaryk con determinación y enojo.

Lord Castledown tragó saliva, visiblemente nervioso.

Entre sombras y secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora