El día de la exposiciones llegó pronto. Salimos muy bien, como ya era de esperarse.
Javier y los demás chicos se pasaron el día molestando a Alex.
A veces creo que es verdad lo que dicen: No son los cachos los que duelen sino el chalequeo.
—Viejita—Javier se acercó con una sonrisa.
—Viejito.
Al parecer iba a decir algo más pero nuestro profesor de inglés entro.
Javier se fue a sentar a su sitio y yo al mío.
Las clases pasaron lentas y aburridas teníamos ya tres trabajos en grupos y algunos individuales.
Ya quiero que se termine este lapso.
*
Los días pasaron con ellos mil evaluaciones.
Max por su parte estaba al borde del colapso y eso me preocupaba..
Mamá intentaba ayudarle y papá estaba casi siempre de los nervios por no saber que hacer, pero solo se mostraba así cuando creía que ni Max ni yo lo veíamos —Sé que quizás está mal pero escuché una conversación que tuvo con mamá—. Y en cierta forma lo entendía, por ese motivo preferí que siguieran pensando que no sabía nada.
*
Hoy nos reuniríamos en casa de Andrea, solo ella, José y yo. Para un mapa mental sobre los animales en peligro de extinción, que era en equipos de tres.
Mi prima Michelle —hija del tío Manuel y la tía Amalia que eran dos de los mejores amigos de mis padres, que vivían en la casa de al frente—, había venido y le dije que me acompañase, porque a pesar de que era de la edad de Max, por obvias razones no se llevaban para nada.
Max siempre fue callado y desde lo que le pasó cortó técnicamente todo tipo de comunicación con casi todo el mundo, los únicos que lograban sacarle tema de conversación eran mis padres y a veces —cuando él ponía de su parte— yo también lograba entablar una conversación con él.
Pero fuera de eso casi nadie lograba hablar con él. Y si lo hacían Max solo contestaba con palabras cortas y precisas.
La única que había logrado hacerlo hablar, sonreír e incluso cantar..., fue Melissa. Ella hizo que al menos por unos días mi hermano volviese a ser el chico que aunque era callado, siempre tenía una sonrisa para dar...
Pero volviendo al tema, no era la mejor idea dejar a Michelle en su compañía. Ya que posiblemente mis padres llegarían en unas horas de trabajar.
Le envié un mensaje a mamá de que ya íbamos a salir de la casa.
Después de decirle a Max que ya me iba y que me respondiera con un "ok", nos encaminamos a casa de Andrea.
En varias ocasiones habíamos hecho equipo con el rubio, y habíamos descubierto que muchas de las veces no llegaba a la hora, si no que llegaba casi una hora después de lo acordado.
Así que no me preocupaba ir unos minutos tarde pues posiblemente igual tendríamos que esperar.
Michelle y yo íbamos hablando de cosas sin mucha importancia hasta que me preguntó con quién haría el trabajo de hoy.
—Solo seremos Andrea, Javier y yo—le respondí.
—¿Quién es Javier? No te había escuchado hablar nunca de él.
—Es uno de los chicos nuevos que ingresaron al liceo, el rubio de ojos castaños.
—Ahhhh ya sé quién es—dijo después de pensarlo un momento—, lo he visto en los pasillos... ¿Te digo algo?
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La belleza que se refleja en tu mirada
Roman d'amourEmilia sabía tres cosas: 1. Debía ayudar a su hermano. 2. Se estaba enamorando de su mejor amigo. 3. Eso no iba a terminar bien. ¿Estará equivocada o acaso toda esta historia terminará mal? *Libro tres de la trilogía "Golpes del destino". (Las histo...