—¿Qué le pasa a Alexis?—pregunté entrando al salón.
—Lo dejaron—dijo Angelo dándome un abrazo como saludo.
—¿Lo dejaron? ¿Quién?
—Se lo tenía bien guardado—dijo Alice—, estaba saliendo con una chica de otro liceo.
—¡Ves como eres! No nos lo dijistes.
—Ya para que, ya me terminó—dijo Alex.
—Lo peor del caso es que lo dejaron y la que le montó el cuerno fue ella—dijo Angelo con una sonrisa burlona.
—Ya pobrecito, dejen a Alex—dije intentando ayudarlo.
—Si dejen quieto al venadito—dijo Andrea.
Alex le dió una mala mirada y yo luché con todas mis fuerzas por no reírme de la situación.
Poco a poco los muchachos fueron yendose a sus asientos.
—¿Sabes que es lo que más me duele Emi?—me preguntó Alex cuando ya estábamos solos.
—¿Qué?—dije sentándome a su lado.
—Que nadie me devolverá todo lo que gaste en ella. La sacaba a comer, le compraba chocolates y hasta flores llegué a darle. Le compré un péndulo Emi ¡Un péndulo!—lo escuché mientras hablaba, tal vez solo necesitaba eso, que lo escuchase—, para al final decirme "¿Quieres que te lo devuelva?" ¡Que voy a estar queriendo que me devuelva nada!, me siento estúpido Emi.
—No eres estúpido Alex, solo que..., ella supo valorarte, la que perdió fue ella, no tú.
—Emi, me puso el cuerno tres veces, ¡Tres veces! Y se las perdoné cada una de ellas. ¿Me dirás que no soy estúpido?
—Definitivamente el amor es ciego.
Alex se quedó en silencio algunos minutos, y yo lo acompañé.
Un rato después levantó la cabeza y me dió una media sonrisa.
—A que no adivinas que me pasó ayer.
—Impresioname—dije sonriéndole.
—Según yo, iba a cocinar para dejar de pensar en ella, y bueno..., si dejé de pensar pero no de la forma en que creí —se río— cuando estaba cocinando olvidé apagar la cocina antes de bajar la olla, el trapito que estaba usando se prendió en una esquina y cuando traté de apagarlo un hilo me cayó en la mano y así, se me hizo esta ampolla—terminó de decir mostrándome su mano y la pequeña ampolla que se estaba formando.
Me reí con él.
—Ay Alexis, solo a ti te pasan estás cosas.
—La verdad es que sí—dijo aún riéndose.
—Buenos días chicos— dijo la profesora entrando al salón—, por favor tomen sus lugares.
Fui a mi asiendo y comenzó la clase.
Miré a mi alrededor y me dí cuenta de algo, Javier no estaba.
***
—Como último trabajo del primer lapso harán exposiciones grupales. Cuatro personas por grupo— explicó nuestras profesora de G.H.C. (Geografía, Historia y Ciudadanía)— Armen sus grupos para darles un tema.
Estoy sentada en el primer puesto de la segunda fila, Andrea está sentada detrás de mí y Andie esta vez se sentó junto a Yose y Alex en los últimos puestos.
Creí que Javier llegaría tarde, pero no. No había rastro de él y ya esta era nuestra segunda clase.
El profesor Marcos—nuestro profesor guía—entró al salón y se situó frente al pizarrón quedando así frente a todo el salón.
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La belleza que se refleja en tu mirada
RomansaEmilia sabía tres cosas: 1. Debía ayudar a su hermano. 2. Se estaba enamorando de su mejor amigo. 3. Eso no iba a terminar bien. ¿Estará equivocada o acaso toda esta historia terminará mal? *Libro tres de la trilogía "Golpes del destino". (Las histo...