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—¿Me explicas que sucedió?¿Dónde demonios te metiste todo este tiempo?

—Yo también te quiero.

—YoonGi.

—Sabia que no harías nada que te mantuviera oculta, irías por todo aún si eso significaba morir así que junto con tu padre hicimos un plan.

—¿Mi...padre?

—Hay algo que se llama cooperación Klair y de vez en cuando es importante utilizar esa herramienta,no todo debe ser bajo un contrato o cosas estúpidas como exigir. Debes aprender mucho.

—No estoy para tus reclamos.

—Bueno... continúo, basándome en tus movimientos fue que tome mi propio caminó, asi que...tuve que delatar te solo para tener la confianza de Alexander, le conté todo y bueno confío en mi, claro tengo la cara de un ángel es fácil creerme.

—Este arranque de ego no me agrada.

YoonGi sonrió grandemente dejando ver el contraste en su rostro por culpa de la sangre que aún permanecía en el.

—Como decía, logre convencerlo en permanecer con el contrato, que terminando todo esto y cuando tu ya no estuvieras en nuestro camino lo venderiamos por millones de dólares. Y así cada uno tendría lo que buscaba. Todo fue exelente hasta que llegamos aquí, desconfío de todos al saber sobre que uno de los chicos era un espía fue ahí que me apunto pero, yo ya tenía un plan y las explosiones iniciaron. Pude correr solo para esconder me de él y mientras tanto buscar ese maldito papel, quería dártelo cuando todo terminara pero él maldito tramposo lo escondió. Cuando escuché tu voz, sabía que debía apurarme, camine hasta tí aún que tuve un par de distracciones en el caminó y por último llegamos a este momento, momento después de ver el cuerpo de Alexander en el suelo siendo matado por una hermosa mujer que ahora mismo quiere matarme.

—Y lo haría si no fueras tu, realmente te lo mereces...¿Me traicionaste?

—Oh por favor no te hagas la digna...tu lo hiciste primero yo solo cobre un poco de mi venganza.

—¿Cómo te enteraste?

—Tengo oídos en todos lados, nunca fui de matar pero si de escuchar, y querida Klair...no eras muy cuidadosa al hablar por teléfono.

—Te odio.

—Y me odiaras más por qué esto todavía no termina, me debes mucho querida y está noche me voy a desquitar.

—Mucha suerte con eso.

—Yo siempre tengo suerte.

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