Capítulo 1.

24 7 0
                                    

Alice

Glasgow, Escocia.
Ocho años antes.


—Despierta Ali, necesitas levantarte, apúrate —dicen quitándome la sábana.

Aquí va de nuevo esa voz que tanto reconozco, es mi alarma en algunas ocasiones. Mi mejor amiga Elena, es una castaña lisa con ojos avellana, somos amigas desde muy pequeñas, por ello, forma parte del círculo de personas más importantes para mí.

—Quiero dormir un poco más, así que apaga la luz por favor.

—No he encendido la luz, son las 7:30 tontita —me golpea con una almohada en la cara

Me despierto de golpe sorprendida, llevo mi trasero fuera de la cama y empiezo a ir de un lado a otro apresuradamente. 

—No puede ser, debo salir lo más pronto posible —digo intranquila.

—Vi que estabas muy agotada, por eso no quise despertarte antes.

Mis padres son transigentes conmigo, pero nunca les dije que me quedaría en casa de Elena, estoy en un lío, debo estar en casa antes de que noten mi extraña ausencia. Busco mi mochila, cámara, zapatillas, arreglo lo que puedo mi cabello, y me despido de Elena con un beso en la mejilla, tengo que darme prisa, corro aproximadamente dos cuadras.

 Por suerte, la casa de Elena no queda muy lejos de la mía, una ventaja a favor.

Espero a que pasen la mayoría de autos, y cruzo la calle casi llegando a mi casa, mientras voy caminando detallo la apacible mañana, el cielo azul, me centro curiosamente en la forma de las nubes, entonces sin dudarlo, saco mi cámara y capturo la fotografía; una belleza más a mi galería.

Después de salir de mi burbuja, tengo que entrar a mi casa, aunque no precisamente por la puerta principal, lo haré por la alcoba de mi habitación. Escalo el pequeño muro de la casa de al lado, para así dar un pequeño brinco, miro cautelosamente por todos los lados cercanos para asegurarme que nadie me haya visto. Es cuando dirijo mi atención al curioso bebé que está viéndome desde algunos metros, con su chupón y sus ojos bien abiertos, es el único testigo, coloco mi dedo índice en mi boca indicándole la seña de silencio, aquí no viste nada.

En el interior de mi acogedora habitación todo luce tal y como lo deje, debo darme una ducha para ir a mis prácticas. Luego de asearme correctamente me atrevo a bajar lentamente las escaleras buscando a mi madre, no esta en la sala de estar, supongo que debe estar en la cocina preparando el desayuno, detecto un aroma agradable proveniente de allí, sin pensarlo entro pero no veo a nadie, estoy confundida, mi madre nunca sale sin antes avisarme, ¿se habrá dado cuenta de que no estaba?, los nervios salen a flote nuevamente.

—Hola, cariño —dice una voz detrás de mí.

Doy un respingo y me doy la vuelta viendo a mi madre.

—¡Mamá! —suspiro—. Me asustaste, pensé que no estabas en casa.

—Acabo de llegar, cariño. Estaba en la tienda comprando algunos ingredientes del pastel que haré hoy para tu padre —dice dejando las bolsas encima de la mesa y se acerca plantando un beso en mi coronilla.

—Lo sé, por su aniversario.

Me tranquiliza que no haya mencionado lo que esperaba. Hoy mis padres celebran doce años de casados, estoy muy feliz por ellos, cada día demuestran que su amor se fortalece sin importar el tiempo que pase, cuando sea mi momento, quiero un amor verdadero, ese que te haga sentir las famosas mariposas en el estómago, en donde te amen con una intensidad única. Converso con mi madre mientras como uno de sus deliciosos desayunos, aprovecho el momento para preguntarle si se ha comunicado con mi hermano: Adriel, así es, soy la hermana del medio, mi hermana Adara es la menor, mientras que Adriel es mi hermano mayor, el cual me sobrepasa por cuatro años. 

Eclipse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora