Nos enamoramos en otoño
Estábamos hundidos profundamente en un sueño
Hablábamos sin parar
Era inevitable no amar
Pasamos San Valentín juntos
Y ahí se encendieron mis instintos
Solo mostrabas interés
Cuando no había ni una palabra en inglés
Me deja...
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En la noche oscura, brilla una estrella, dudosa en su luz, como una botella. A veces se asoma con brillo sincero, pero a menudo es eco de un amor ligero.
Cuando el vino le abraza y la razón se disuelve, te llama con palabras que el corazón resuelve. Es un juego de sombras, de risas y llantos, un vaivén de emociones, de dulces desencantos.
¿Por qué siempre te busca en sus horas perdidas? Quizás en el fondo hay historias escondidas. El alcohol le da alas, le quita el temor, y en su mente confusa, te encuentra como amor.
Pero al amanecer, la realidad se asienta, y la estrella dudosa ya no se presenta. Se esfuma en el aire lo que fue promesa, dejando solo dudas y una leve tristeza.
Es un ciclo repetido, un laberinto sin fin, donde el amor se confunde con el ruido de un brindis. Si te llama ebrio, busca su verdad, pero recuerda que el brillo puede ser soledad.
Así que observa su luz con cariño y cuidado, pues a veces las estrellas son solo reflejados. Y cuando esté sobria, ¿qué dirá al final? ¿Serás su destino o solo un faro fugaz?
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