3: Obras de Arte

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Vivir con una enfermedad cardíaca no fue fácil para Chiara al principio. Siempre hacía demasiado y eso la hacía sentir mal en medio de todo.
Se había saltado muchas clases para desmayarse en medio de una explicación o una pregunta, o dentro de un cine o un bar.

Antes de saber perfectamente el nombre de su enfermedad, Emma y Sebastián habían visto a diez médicos diferentes, pero al final, fue la doctora Stevens quien le dio el diagnóstico correcto y por tanto los medicamentos adecuados para su patología. Desde entonces Chiara había tomado a vivir una vida normal, aunque de normal tenía muy poco.

Pero al menos ya no se desmayaba en medio de las cosas que hacia, y cuando lo hacía tenía a Martin con ella listo para reanimarla o a Frida lista para llamar a cualquiera para ayudarla a estar mejor.

Su rutina comenzó ese día con el desayuno. Se preparó fruta cortada en un tazón, y se vertió sobre ella el yogur de lima y limón.
Puso zumo de naranja en un vaso y luego se sentó a consumirlo.

Frida se puso a su lado y de vez en cuando llamaba su atención pidiendo que comiera también ella, así que Chiara se levantó y le dio la comida para perros que merecía, antes de volver a sentarse y continuar con su rutina del desayuno.

Después del desayuno, hubo una sesión de entrenamiento.
Chiara siempre tenía que hacer ejercicios como una sesión de abdominales de 50 o stretching para mantener el cuerpo activo, por lo tanto, una vez en la habitación se puso en el suelo para entrenar por 30 minutos como estaba escrito en su lista.

Después de eso se fue a ducharse y finalmente eligió el vestuario para el día. Un top rosa, unos shorts negros y unas zapatillas blancas. Todos de adidas, porque era su negocio favorito.

-Te gustaría venir a la florería conmigo? - le había preguntado Martin aquel día antes de verla asentir. Le hubiera gustado sentir el perfume de flores. Era algo que le encantaba.

Esperó a que el gemelo se cambiara y una vez listo, salieron de la villa. Caminaron por el jardín y una vez abierta la puerta salieron.

-Hola buenos días! - la voz de Juanjo llamó su atención -Chiara, Frida. ¿Cómo están? - el chico se concentró en las dos evitando por completo a Martin quien hizo una mueca de decepción al ver esa acción.

-Hola Juanjo. vamos a la florería de mi abuela.. y tú? -

-Yo en la universidad. Hoy tengo un examen -admitió el chico con un poco de nerviosismo.

-Oh, buena suerte entonces! - le dijo la ojos verdes mirándolo a través de las gafas.

-Muchas gracias- el chico sonrió antes de acercarse a ella -¿puedo tener un abrazo de la suerte? -

Martin se volteó los ojos al oír esa frase. Pensó que era desesperado y loco tratar de acercarse a su hermana de esa manera.

Chiara no encontró nada malo en ello por lo que dio el abrazo requerido al chico que aprovechó para dejarle un beso en la mejilla y después de acariciar una vez más a Frida se fue con su coche, mientras los gemelos caminaban, se dirigía hacia la tienda de flores de la abuela, que ya estaba allí.

Chiara sintió la mirada de Martin, pero no tenía idea de por qué su hermano la observaba tanto tiempo.

-Qué pasa? Me puse los pantalones cortos o la camiseta al revés? - era algo que pasaba a menudo, ya que la mayoría de las veces no se concentraba en la ropa, pero ese día estaba segura de haberla puesto bien.

-No, no, tranquila. La ropa está bien.. - le dijo el hermano sacudiendo la cabeza.

-Entonces qué? - Chiara no podía entender cuál era el problema.

La Chica De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora