4: Instagram

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Chiara nunca había tenido a otras personas importantes en su vida aparte de su hermano o Bea, y el hecho de que ahora su vecino le hubiera pedido una cita, le hizo cambiar de opinión sobre el universo que hasta hace poco tiempo había detestado por haberle dado esa enfermedad tan infame que no le permitía desarrollar al máximo su pasión por la gimnasia artística, así como vivir la vida al máximo.

Aceptar esa cita con Juanjo, aunque solo fuera por un café, era una especie de desafío para ella.

La socialización no era su fuerte, y ella pensaría constantemente en controlar sus emociones en lugar de estar bien y cómoda con el chico.

Juanjo la recogió a las 9 de la puerta de sus abuelos, y después de sacar también a Frida, caminaron hasta un bar. Allí, el muchacho se sentó y también hizo sentarse a Chiara. La chica pidió un croissant vacío y un té caliente, mientras que el chico pidió un croissant con crema y un cappuccino caliente.

-Cuando vuelva a casa tengo que darle 50 euros a Violeta.. - le dijo sonriendo. Había hecho una apuesta con Violeta, y mientras la chica le decía que Chiara era una chica de té, él le dijo que pensaba que era una chica de capuchino.

-Has apostado con tu hermana sobre lo que iba a beber?- a Frida le salió un gruñido pero Chiara la acarició haciéndole entender que todo estaba bien.

-Es algo que siempre hacemos. apostar por las cosas y ver quién adivina - sonrió mirándola -pero no es algo malo...-

Para Chiara no era divertido, pero ella no se lo diría porque honestamente se habría dejado caer esa cosa encima como todo lo demás.

-Entonces Chiara...cuéntame un poco de ti. Quién eres, qué haces, cómo acabaste en Madrid-

Chiara respondió a todas las preguntas del chico. Le dijo que era una chica sencilla que estudiaba online porque su universidad estaba en Newcastle, que tenía rutinas a seguir que nunca se excedía y que acabaron allí para vivir con sus abuelos después de la muerte de sus padres y que no sabía qué más decir de ella. Juanjo sonrió, y le dijo que el resto lo descubriría por sí mismo, y que le gustaría verla a menudo.

Dijo que la encontraba muy bonita y sobre todo diferente de las otras chicas del pueblo. Que las chicas que vivían allí eran todas gatas muertas, mientras que ella no y esta cosa hizo sonreír interiormente a Chiara aunque su expresión facial no mostró para nada esa sonrisa ya que su boca permaneció en la línea recta de siempre.

Después de terminar el desayuno los dos caminaron hacia el parque y en la calle estaba la tienda donde trabajaba Ruslana que tan pronto como vio al chico salió a hacerle una broma.

Se acercó a los dos y con las varitas de la batería que tenía en la mano, fingió tener un arma que presiona contra la espalda de los dos.

-Pon tus manos en alto y dame todo el dinero que tengas! Adelante, pijos de mierda! - su voz agresiva hizo entrar en pánico a Chiara, cuyo corazón comenzó a latir tan rápido que la hizo respirar con dificultad.

-Ruslana eres un pedazo de mierda! - le dijo Juanjo antes de darse la vuelta y abrazarla.

Chiara tenía las manos en el pecho, y la cabeza empezaba a girarle. Estaba por tener una crisis. El corazón estaba listo para ceder. Sentía que su respiración era cada vez menos regular y le faltaba el aire.

La Chica De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora