Capítulo 6: Ausencias Notorias y Nuevas Miradas

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El campo de fútbol americano de la escuela estaba vibrando con la energía de los estudiantes y los padres que asistían para ver el partido. Los jugadores, con sus uniformes brillantes, se alineaban en el campo mientras los entrenadores daban las últimas instrucciones. En las gradas, el sonido de los vítores y el ritmo de las porras llenaban el aire.

Alex, vestido con su uniforme de juego, estaba enfocado en el partido que estaba a punto de comenzar. Era uno de los momentos más importantes de la temporada, y toda la escuela estaba emocionada. Sin embargo, había algo que perturbaba su concentración, algo que no podía sacarse de la cabeza desde que llegó al campo.

Mientras calentaba, su mirada se dirigió varias veces hacia las gradas, buscando a alguien entre la multitud. Había esperado verla allí, como siempre, con su sonrisa que lo tranquilizaba y sus palabras de ánimo que, aunque pocas, significaban mucho para él.

Pero Sofia no estaba.

A medida que los minutos pasaban, Alex no podía evitar sentir un vacío extraño. Desde que empezó a jugar, Sofia nunca había faltado a un partido importante. Incluso cuando estaban enojados o no se hablaban, ella siempre había estado allí. Era un ritual no escrito, una promesa tácita entre ellos.

El silbato del árbitro sonó, indicando que el juego estaba a punto de comenzar. Alex sacudió la cabeza, intentando sacarse a Sofia de la mente. Tenía que concentrarse; su equipo dependía de él. Pero a medida que avanzaba el partido, notó que su juego no estaba al nivel habitual. Cometía errores que normalmente no haría, y aunque sus compañeros lo cubrían, no podía dejar de pensar en la ausencia de Sofia.

Durante el descanso, mientras el equipo se reunía en la banca, Alex echó un vistazo nuevamente a las gradas. Había una multitud de rostros conocidos, pero ninguno de ellos era el que buscaba. Sentía una especie de ansiedad crecer en su pecho, algo que no podía entender del todo.

—¿Estás bien, Alex? —le preguntó uno de sus compañeros, notando su distracción.

—Sí, estoy bien —respondió Alex, aunque la verdad era que no lo estaba.

El partido continuó, y aunque el equipo de Alex logró llevarse la victoria, él apenas pudo disfrutarla. En cuanto sonó el silbato final, se apresuró a salir del campo, apenas respondiendo a las felicitaciones de sus compañeros y entrenadores. Tenía una necesidad urgente de encontrar a Sofia, de saber por qué no había venido.

Cuando salió del vestuario, su primera intención fue llamarla, pero luego recordó cómo se habían distanciado en las últimas semanas. Algo en su interior le decía que la razón por la que no asistió al partido tenía que ver con lo que estaba sucediendo entre ellos.

Decidió ir a su casa. Sabía que tal vez era una locura aparecerse así, pero necesitaba verla. Mientras caminaba hacia allí, su mente se llenó de pensamientos confusos. Se preguntaba si había hecho algo mal, si había dicho algo que la había alejado más de lo que ya lo había hecho Valeria.

Finalmente, llegó a la casa de Sofia. Tomó aire profundamente antes de tocar el timbre. Pasaron unos momentos antes de que la puerta se abriera, y la madre de Sofia apareció en la entrada.

—¡Hola, Alex! —dijo ella con una sonrisa—. No te esperaba por aquí. ¿No tenías un partido hoy?

—Sí, acabo de terminar. —Alex intentó sonreír, aunque su preocupación era evidente—. ¿Está Sofia en casa?

La madre de Sofia asintió, aunque notó la inquietud en el rostro de Alex.

—Está en su habitación. Ha estado un poco ocupada hoy. Puedes subir si quieres.

—Gracias —respondió Alex, y sin perder tiempo, subió las escaleras hacia la habitación de Sofia.

Tocó suavemente la puerta y esperó. Desde adentro, escuchó un leve "adelante". Abrió la puerta y encontró a Sofia sentada en su escritorio, con la cabeza baja, enfocada en algo que estaba escribiendo.

Antes del Amanecer: La Historia de Alex y SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora