Los días en la preparatoria continuaban con una aparente normalidad, pero debajo de la superficie, una inquietud creciente se hacía sentir entre estudiantes y profesores. Los rumores sobre un accidente en un laboratorio cercano comenzaron a circular, generando una ola de especulaciones y temores. Se decía que durante un experimento, un virus potencialmente mortal había sido liberado accidentalmente. Aunque las autoridades intentaban contener la situación, la información filtrada fue suficiente para sembrar el pánico.
Sofía y Alex intentaron mantener la calma y continuar con su rutina diaria. Las clases seguían su curso, los pasillos llenos de risas y conversaciones, pero ahora había una tensión que no podían ignorar. Cada vez que se cruzaban con un grupo de estudiantes hablando en voz baja, sabían que el tema de conversación era el mismo: el virus. Nadie sabía realmente qué tan grave era la situación, pero el miedo a lo desconocido comenzaba a apoderarse de todos.
—¿Has escuchado algo más sobre el accidente en el laboratorio? —le preguntó Sofía a Alex durante una de sus clases, mientras ambos intentaban concentrarse en la lección.
Alex asintió, con el ceño fruncido. —Sí, pero todo es muy confuso. Nadie sabe exactamente qué pasó, y las autoridades están manteniendo la información en secreto. Solo sabemos que es algo serio, y eso es lo que me preocupa.
Sofía suspiró, mordiéndose el labio inferior mientras intentaba procesar la situación. —No puedo dejar de pensar en lo que podría significar si ese virus realmente es tan peligroso como dicen. Es como si estuviéramos caminando sobre una cuerda floja, esperando a que algo terrible suceda.
—Lo sé, Sofía. —Alex intentó sonar tranquilo, pero la preocupación en su voz era evidente—. Pero no podemos hacer nada más que esperar y estar atentos. Si algo pasa, nos enteraremos. Y cuando eso suceda, estaremos listos.
A pesar de sus palabras, ambos sabían que había poco que podían hacer para prepararse para lo desconocido. Las noticias continuaban llegando de manera fragmentada, creando una sensación de incertidumbre. Algunos profesores parecían más tensos de lo habitual, aunque intentaban mantener la calma frente a los estudiantes. Los padres, por su parte, comenzaron a llamar a la escuela con más frecuencia, buscando garantías de que todo estaba bajo control.
Un día, durante el almuerzo, Alex y Sofía se encontraron en la cafetería, rodeados del habitual bullicio de estudiantes. Sin embargo, las conversaciones parecían más apagadas, y la preocupación estaba presente en cada rostro.
—¿Has hablado con tus padres? —preguntó Alex mientras tomaba un sorbo de su bebida.
Sofía asintió. —Sí, y están muy preocupados. Me dijeron que si las cosas empeoran, vendrán a buscarme de inmediato. Pero también están tratando de no alarmarme demasiado.
—Lo mismo con los míos —respondió Alex—. Es como si estuvieran caminando sobre cáscaras de huevo, tratando de protegernos pero sin querer mostrarse demasiado preocupados.
Sofía lo miró a los ojos, viendo en ellos la misma mezcla de miedo y determinación que sentía. —Alex, pase lo que pase, lo enfrentaremos juntos, ¿verdad?
Él le dedicó una pequeña sonrisa, asintiendo. —Siempre, Sofía. No importa lo que venga, no estás sola.
A medida que los días pasaban, la preocupación continuó aumentando. Las noticias del accidente en el laboratorio seguían siendo vagas, pero se hablaba de que se estaba llevando a cabo una investigación exhaustiva. Los rumores se convirtieron en una especie de niebla densa que envolvía la escuela, afectando a todos por igual. Aunque intentaban seguir con sus vidas, el miedo al virus se hacía cada vez más tangible.
Finalmente, un día, un aviso urgente fue enviado a todos los padres y estudiantes, informando que las autoridades estaban tomando medidas adicionales para garantizar la seguridad. La preparatoria seguía abierta, pero las actividades extracurriculares fueron canceladas y las reuniones en grandes grupos fueron desaconsejadas. La alarma silenciosa que había estado creciendo en los corazones de todos se convirtió en una realidad ineludible.
Sofía y Alex sabían que el mundo estaba cambiando, y que lo que hasta ahora había sido solo una posibilidad lejana, ahora se estaba convirtiendo en algo mucho más real. No podían predecir lo que el futuro les depararía, pero en ese momento, solo podían aferrarse a la normalidad que aún les quedaba, sabiendo que las cosas nunca volverían a ser las mismas.
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Antes del Amanecer: La Historia de Alex y Sofía
Ficção AdolescenteEn "Hasta el Amanecer: La Historia de Alex y Sofía," dos jóvenes navegan los desafíos de la vida escolar mientras enfrentan el surgimiento de un virus que transformará el mundo para siempre. Su amistad se convierte en un amor complicado, marcado por...