cap 4

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Gavi:

Estaba de paseo con Pedri, más bien estaba acompañándolo a que se comprara unos zapatos que tenía tiempo queriendo. Tenía que controlar a Julie, que todo lo que miraba lo quería.

—. Esta es la tienda — me dice Pedri emocionado —. Estaba esperando todo este tiempo a que aparecieran esta edición de los zapatos.

Entramos a la tienda y Pedri se pidió los zapatos y los pagó. Salimos de la tienda en cuanto antes porque los trabajadores de la tienda empezaron a tomarnos fotos y hacernos videos sin nuestro permiso. Estaba preocupado por Julie, no quería que la expusieran así porque sí. Tenía miedo de que la madre apareciese y quiera quitarme a mi hija.

—. Papi — dijo Julie sacándome de mis pensamientos.

—. ¿Qué pasa mi princesa? — pregunto con ternura, era normal que la tratase así.

La cargué para que no se cansara tanto de caminar, la pobre ya estaba con la respiración acelerada.

—. Y Chophie? — pregunta ella, su nombre me hace pensar en lo atractiva que es.

Sus ojos verdes estaban llenos de curiosidad. Pero vaya carácter que tenía, no me terminaba de agradar.

—. No sé, no hablo con ella — le digo sinceramente.

Ya habíamos llegado al parking, donde estaba el coche de Pedri. Pedri me había mirado un poco mal por haberle dicho eso a Julie. Yo solo fui sincero.

—. ¿Por qué no te termina de agradar Sophie? A mí me cae fenomenal. — me dijo Pedri mientras ya estaba arrancando.

—. Me cae fatal. Es grosera y no me da buena espina — le respondí sincero.

La verdad es que no la soportaba. Con el simple hecho de verla me daban ganas de desaparecer. Siempre me miraba con cara de odio como si yo tuviese la culpa de todas las desgracias que le pasaban en su vida.

—. No la conoces, es un amor de persona — dijo Pedri, de fondo escuchaba la risa de Sophie. —. Tengo un presentimiento de que os vais a caer bien, muy bien.

Pedri terminó esa frase con una sonrisa pícara, yo ya sabía a lo que se refería.

—. Pedri deja de intentar que vuelva a creer en el amor. Y si llego a creer, no será con ella por nada del mundo, prefiero besarte que estar con ella.

Pedri se hizo el sorprendido y luego se rió a carcajadas. Yo no entendía la gracia que veía en la situación, porque yo no veía ninguna.

—. Estoy empezando a estar ocupado, Gavira. — dijo Pedri y yo me sorprendí de sus palabras.

—. No me digas que es con Amelia — dije y el canario asintió mientras sonreía de oreja a oreja —, joder chaval.

—. La misma — dice aún con una gran sonrisa —. Ah, y mañana quiero que me acompañes a ir al cine para ver una peli de terror.

Yo lo miré mal. No me podía negar, le debía unos cuantos favores. Lo que no sabía bien es con quien dejar a Julie. Pensé en Sophie, pero ni loco.

—. ¿Y Julie? — entonces le pregunté, él no comprendías lo que trataba de decirle —. ¿Qué haremos con Julie? No podemos llevarla al cine a ver una peli de terror.

Al parecer Pedri ya tenía la respuesta guardada en el bolsillo, porque no tardó mucho en responder.

—. La dejaremos con Fer, él ya ha accedido — me explicó Pedri, yo asentí no muy convencido.

No me agradaba de dejar a mi hija por ahí. No es que desconfiaba de Fer, era una de las personas que también le tenía confianza, claro, aparte de Pedri; pero no sabía muy bien como se comportaría Julie.

Pedri ya había llegado a mi casa, que no era realmente una casa, era un apartamento donde vivía lo suficiente cómodo. Eso sí, lo peor de vivir ahí, es que tenía a Sophie de vecina, en frente.

—. Adiós, Gavira — me dice mientras yo cargaba a Julie y agarraba mis cosas.

—. Adiós, Pedri, espero no termines como yo — dije mirando a Julie.

—. Pobre Julie, no la quieres — dice él arrancando y desapareciendo por la urbanización.

¿Cómo no querer a mi hija? Es lo que más amo en todo mi vida, es lo más importante y bonito que tengo, es la persona por la cual daría todo, aunque me haya costado, aunque haya tenido que esforzarme, haría y daría todo por ella.

Entré a mi apartamento y cerré la puerta. Fui hacia mi habitación para dejar a Julie en la cama y luego acostarme con ella y jugar un rato. Su risa me daba mil años de vida. Se reía precioso, como si no hubiese más nada importante en esta vida, solo reír.

De verdad que amaba a mi hija, la amaba demasiado. Yo perdía a esta criatura y me pierdo a mí mismo.

—. Te amo, Jul, ¿vale? Nunca dudes del amir de tu padre — le dije, la pequeña se quedó confundida pero aún sonreía.

—. Yo má — me dijo y sonreí.

Julie bosteza y yo la cargo para ponerle el pijama. Ya cambiada, voy a su habitación y la acuesta en su cuna, aún no pensaba en cambiarle la cuna, esperaría hasta los 5 o 6 años.

La acompañé un rato mientras se dormía. Le apagué la luz y salí de ahí al dormirse. Fui a mi habitación y me cambié. Me acosté en mi cama, cansado. Mañana tendría que ir al cine con ese par. Aunque no creo que Amelia vaya sin Sophie, por algo me invitaron. Que idiota que he aceptado...

Sophie no termina de convencerme, ni tampoco creo que lo haga. Aunque aún así cuando la trato mal ella trata de no salirse de sus carriles. El otro día me ha hablado bien, le habrá dado igual.

Tenía mucho sueño así que en unos diez minutos después de haber pensado y analizado todo, me dormí.

Bueno, hay que admitir algo, Sophie no es NADA fea, esa mirada y esos ojos matan.

Julie • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora