Un joven futbolista se lía con una chica en una discoteca y nueve meses después aparece una criatura en la puerta de su casa. Él no se imaginaba el cambio que iba a ver en su vida. Gavi conoce a la prima de Ferran, uno de sus compañeros del futbol...
Ya lleva cinco minutos llorando y yo sigo paralizado. En estos cinco minutos ya se le ha formado una bola en la frente. Se ha caído de su silla de boca.
Lo primero que pienso hacer es cargarla y ella se acurruca en mi pecho escondiendo su cabeza. Busco mi móvil y pienso en escribir en el grupo de mis amigos más cercanos; ellos responden al segundo.
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Espero unos 10 minutos y llegan todos a mi casa. Les abro la puerta y la primera que entra es Sophie, esta me quita a Julie y se dirige a la cocina.
—. ¿Tienes hielos? — pregunta ella y yo le grito con un sí.
Entran los demás y cierro la puerta. Todos vamos a donde está Sophie con Julie.
—. Pásame algo para cubrir los hielos — dice Sophie, yo le paso un paño seco y ella envuelve los hielos con eso.
Agarra el paño y se lo pone en donde está el chichón a Julie. Julie ya no lloraba, ahora se concentraba en chuparse el dedo mientras que tenía su cabeza en el pecho de Sophie.
Es increíble como Julie cambia de ánimos al ver a Sophie. Al verla dejó de llorar, estoy empezando a creer que la quiere más a ella.
Julie se sienta con ella en una de las sillas del mesón y sintió como todos la mirábamos. Se notaba nerviosa.
—. ¿Tienes hermanos menores? — le pregunta Balde —. Se ve que tienes experiencia.
—. Sí, tengo un hermano menor que vive con mis padres — dice ella.
—. ¿Por qué no vives con ellos? — pregunta Ansu. Ferran y Pedri lo miran con mala cara.
—. La respuesta es personal, Ansu — dice Ferran, yo lo veo con curiosidad.
¿Qué le puede haber pasado? Su vida es perfecta. No tiene que ocuparse de grandes cosas, como por ejemplo, un ser humano.
—. No creo que sea algo tan grave — digo yo, todos dirigen su mirada a mí —. Dejar su exageración.
Sophie me mira con la peor cara posible. Pedri se pasa la mano por la cara con frustración.
—. No estamos exagerando, es algo fuerte, Gavi — dice Pedri y yo me encojo de hombros.
—. La verdad es no me interesa — digo —. No es mi vida.
Y es verdad. Apenas la conozco, no me interesa su vida ni nada parecido. Quizás esté pareciendo un egoísta y creído pero apenas me sé su nombre, ni su edad me sé.
