Sakura-Harem [One-Shot]🔞

Sumisa [MadaSaku]

Madara

Observo desde mi ventana la ciudad, el whisky sabe bien, miro la hora en mi reloj y ya es tiempo.

Mi sobrino prácticamente tuvo que suplicarme hasta de rodillas para que aceptara entrevistar a su novia para que pueda trabajar aquí.

Si ella no sabe lo que hace de una vez la voy a descartar, y para ser sincero no me apetece ver a nadie en estos momentos. Debe de ser de esas chiquillas engreídas que solo buscan un buen puesto y no hacer nada el resto de su vida.

El sonido de mi puerta me saca de trance y chasqueo con mi boca, dejo el trago en la mesa y decido sentarme sin necesidad de mirar a nadie.

Doy la orden que pasen adelante y escucho como se abre la puerta y se cierra, unos tacones resuenan y se detienen.

—Buenos días —dice la chica y no lo niego, la voz me acaba de atraer pero no lo suficiente para girarme y mirarla.

—Haz lo que vienes a hacer y vete —espeto.

Estoy de muy mal humor hoy, y es que una de mis amantes no me complació anoche. Soy bastante sádico a la hora de tener sexo y ninguna me ha complacido como yo quiero hasta el momento. Y a decir verdad mi libido está demasiado alto hoy, y estoy tratando la manera de calmar mi necesidad con alcohol.

El dolor de cabeza es fuerte y la chica comienza a hablar.

—...Es por eso que los activos...

Debo admitirlo, no me interesa lo que está diciendo; la voy a echar ya.

—Ya. —me giro sobre mi silla y por fin la veo.

La primera impresión jamás se olvida, y esta mujer me ha dejado atónito.

Tiene un rostro hermoso; angelical. Un cuerpo perfecto con medidas exactas, la observo de arriba hacia abajo. La piel es blanca, cabello largo, hasta su cintura. Puedo jurar que estoy viendo a una muñequita de porcelana, se ve frágil y sus ojos... mierda que lindos son.

—L-lo siento —se inclina dándome una reverencia.

Joder, se ve tan pura con esa mirada de borreguito.

—¿Como te llamas? —pregunto.

—Haruno... Sakura Haruno —musita, su voz es dulce y un poco tímida.

—¿Que estudiaste? —tomo mi tableta de la mesa y reviso de inmediato el perfil de la chica que mi sobrino me ha enviado.

Debo admitir que no tuve la intención de leerlo antes, ya que el chico tiene esa fama de llevarse a la cama a cualquiera que le diga que si. Y a decir verdad no me interesaba conocerla a ella; hasta este momento.

No parece una chica ordinaria, sus notas son buenas, sabe cuatro idiomas y le gusta la música clásica. No era necesario poner eso en una hoja de vida pero me vale una mierda, me parece interesante su gusto.

—Me voy a retirar, perdón por la imprudencia —se gira y no puedo evitar verle el culo.

Es apetecible.

Mi miembro palpita al verla caminar y menearlo frente a mí, esa falda se le pega tan bien a su trasero y a esas piernas.

—No he dicho que te vayas —mi voz es grave, muy fuerte. Demasiado autoritaria.

Siempre he sido halagado por las mujeres por mi timbre de voz. Las hace enloquecer de alguna manera.

La chica se detiene y vuelve a verme.

Es que es hermosa.

—¿Quieres el trabajo? —pregunto y ella me mira con súplica y eso me excita.