CAPITULO 1, Nuevos aires

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Está mañana me desperté como cualquier otra desde que me había mudado a Wildwood.

Tan solo llevaba aquí dos meses, había estado centrada en la mudanza y mis cosas y no había tenido ningún tiempo para poder salir o conocer un poco el pueblo y la gente.

Según los rumores, en este pueblo habitaban vampiros hace miles de años, camuflados entre la gente que solo atacaban por la noche, pues, es lógico, los vampiros no pueden salir a la luz del sol.

—¡Victoria, baja a desayunar que en 20 minutos empieza tu primer día de insti aquí!—Me decía mi madre desde la cocina.

Me había mudado desde el este de California a aquí, un pueblucho a las afueras de Chicago.
No tenía nada que ver con lo que era la ciudad, Wildwood era un pueblo con un parque, ayuntamiento, algunas tiendas y poco más.

—Buenos días Vic— Decía mi hermano Jeremiah bajando las escaleras con las marcas de las sabanas en la cara.

Éramos solo nosotros tres, mi madre Agnes, mi hermano y yo.
Nuestro padre nos había abandonado cuando tan solo teníamos unos pocos años.

Jer y yo tan solo nos llevábamos un año, el tenía dieciseis y yo diecisiete.

—Cariño— Me decía mi madre aún en la cocina.—¿Vas andando o te dejo el coche?

—Iré andando y así voy conociendo un poco el pueblo—le contesté ya saliendo por la puerta de casa.

Mi intención era pasar por la tienda de vestidos para hechar un vistazo, ya que en un mes iba a ser el baile del instituto y como era mi primero, quería causar buena impresión.

Aquí en Wildwood no conocía a nadie, no tenía amigos ni con quien juntarme.

Al llegar al instituto lo primero que vi fueron los típicos autobuses amarillos que salían en las películas americanas que solía ver con Jer.

Un instituto bastante grande con campo de fútbol y hasta con piscinas climatizadas, era como un instituto de en sueño, como el que toda niña de pequeña sonaba ir.

—¡Hola!—decia una chica de piel negra nada más entre por la puerta. —¿Eres tú la nueva, no?

—Si, soy yo. Que rápido vuelan las noticias aquí ¿no?

—Mas rápido de lo que te imaginas— me dijo riendo. —Venga, vamos que tengo mucho que enseñarte.

—Por cierto, ¿como te llamas?— le pregunté, con suerte conseguía hacer alguna amiga y dar menos pena de lo que pretendía.

—Beth— me dijo mientras me dedicaba una sonrisa. —Y tu te llamabas... ¿Victoria?

—Efectivamente.

—Este año viene poca gente nueva, entre ellos estás tú— me dijo mientras me guiaba por los pasillos del instituto.

—¿Quién más viene?— le pregunté intrigada al ver que no era la única nueva.

—Los hermanos Williams, son muy misteriosos, vienen de Seattle pero son blancos como la nieve.

Deje de hacer más preguntas y seguí a Beth por el instituto para conocerlo un poco más.

Sonó el timbre de la primera clase asique metí los demás libros en la taquilla y me apresuré para no llegar tarde a ninguna clase del primer día.

A primera teníamos historia, no me gustaba mucho, pero aún así fui motivada.

Beth no iba a la misma clase que yo, ella había elegido otras que no coincidían con las mías, pero me había dicho que en los cambios fuera a la taquilla y nos reuníamos ahí para ponernos al día.

Diarios de vampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora