Cicatrices en la Infancia

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A los doce años, con el corazón herido,
buscó en su piel un alivio frío,
donde la tristeza y la desesperanza
se dibujaban en trazos de dolor.

Sus lágrimas eran sus únicas compañeras,
en un mundo que parecía indiferente,
y encontró en el filo una tregua,
un respiro en la tormenta interna.

Cada corte era un grito ahogado,
un intento de liberar el tormento,
pero el alivio era solo momentáneo,
y la tristeza regresaba con más fuerza.

En el espejo veía sus marcas,
testigos de una batalla silenciosa,
y se preguntaba si algún día
la paz llegaría a su turbulento corazón.

A tan corta edad, la estabilidad
se volvía un sueño distante,
y en cada cicatriz, el dolor contaba
la historia de una infancia rota.

Esperaba que alguien notara su sufrimiento.

que alguien viera más allá de la superficie,
pero en la soledad de su lucha,
se sentía invisible, atrapado en su propio tormento.

A los doce años, la batalla era grande,
y su piel, un mapa de su agonía,
cada marca una señal de la lucha
por encontrar un poco de calma en su dolor.

cicatrices invisibles: relatos de almas olvidadas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora