De vuelta al mindscape!

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Gus, el guardabosques que había desenterrado el libro de Bill Cipher, no podía quitarse de la cabeza las palabras y las promesas que había leído. Las anomalías en el bosque habían complicado su trabajo durante años; criaturas extrañas, luces inexplicables, y la sensación constante de estar siendo vigilado. Si había una forma de librarse de todo eso, estaba dispuesto a intentarlo, incluso si significaba hacer un trato con una entidad desconocida.

Esa misma noche, Gus llevó el libro a un lugar apartado en el bosque, donde nadie lo encontraría. Sentía una mezcla de miedo y esperanza mientras abría el libro una vez más, viendo las palabras brillando intensamente en la oscuridad.

—Bill Cipher... —susurró Gus, nervioso pero decidido—. Si estás ahí... quiero hacer un trato.

De repente, una ráfaga de viento sopló a su alrededor, y las hojas empezaron a agitarse violentamente. Gus retrocedió un paso, pero no pudo apartar la vista del libro que sostenía en sus manos. Una figura comenzó a materializarse frente a él, un triángulo flotante con un solo ojo que brillaba con un color dorado intenso. Bill Cipher había respondido.

—¿Un trato, dices? —Bill sonrió maliciosamente, con su ojo centelleando—. Me encantan los tratos... —Su mano comenzó a arder con fuego azul—. ¿Qué es lo que quieres?

Gus tragó saliva, sintiendo el peligro en el aire, pero aún decidido a continuar.

—Quiero que las anomalías en el bosque desaparezcan, que todo vuelva a la normalidad. Si haces eso, yo... haré lo que me pidas.

Bill fingió pensarlo, pero en su mente, ya había tomado una decisión. Este humano sería su llave para salir de su prisión en el Mindscape.

—Trato —dijo Gus, extendiendo su mano, aunque sus dedos temblaban.

Bill sonrió de oreja a oreja mientras estrechaba la mano de Gus. El fuego azul envolvió sus manos y Gus sintió una corriente eléctrica recorriendo su cuerpo. Un trato estaba hecho, y Bill Cipher, por fin, tenía su puerta de salida.

—¡SÍ! —gritó Bill, saltando de alegría y desapareciendo en un destello de luz, dejando a Gus solo en el bosque.

En el Mindscape, Bill comenzó a planear su siguiente movimiento. Aunque por fin salio de su terapia, sabía que no podía actuar impulsivamente. Necesitaba un plan para abrir el portal nuevamente, pero Gus, siendo un simple humano sin conocimientos sobre dimensiones, no sería de gran ayuda en esa parte. Bill sonrió con satisfacción, recordando algo que había visto en uno de los sueños de Mabel:
"El amor lo puede todo, incluso que un psicópata asesino caníbal parezca sexy'".

La idea surgió en su mente como un rayo:
¡Seducir a Ford! Claro, Fordsy nunca se resistiría a sus encantos demoníacos. Sin embargo, recordaba bien que Ford no era alguien fácil de conquistar. Había intentado en varias ocasiones durante sus sueños, pero Ford lo había echado sin piedad cada vez.

Pero Bill sabía quién podría ayudarlo en esta nueva táctica. Mabel Pines, la experta en amor y relaciones de la familia, la que siempre estaba llena de ideas sobre el amor, incluso las más ridículas. Ella sería su consejera de amor perfecta.

Bill decidió esperar hasta la noche para entrar en los sueños de Mabel y pedirle sus consejos. Sí, sería pan comido.

Antes de proceder, Bill decidió observar a los pines.
Dipper estaba en el gimnasio, escuchando BABBA con sus auriculares mientras levantaba pesas. Mabel, por otro lado, estaba en el granero, renovando sus votos con Pato, el cerdo, y una cabra. Ford, como era de esperar, estaba inmerso en su investigación, buscando puntos débiles en la psique y las habilidades de Bill. Y Stan... bueno, Stan estaba siendo Stan, estafando a los jugadores en un casino y enseñando a Soos cómo seguir sus pasos.

—Todos son raros... —murmuró Bill, sonriendo con un extraño afecto—. Pero mi raro más especial es Fordsy. ¡Este plan no puede fallar!

Bill sabía que su tiempo se acercaba y que pronto estaría libre para enfrentarse a Ford y a todos los que lo habían alejado de su amado caos. Pero antes, tenía que asegurarse de que su plan de seducción estaba en su lugar, y para eso, necesitaba el toque maestro de Mabel Pines.

♤ Como señora dolida ♤ (BillFord) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora