El plan de bill

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Mabel pasó el día sumida en sus pensamientos, distraída y distante, algo muy inusual en ella. Su mente volvía una y otra vez al sueño de la noche anterior, a las aterradoras palabras de Bill que aún resonaban en su cabeza. ¿Debería contarle a alguien lo que sucedió? La amenaza de Bill pesaba sobre ella como una sombra oscura, llenándola de temor cada vez que lo consideraba.

Durante el desayuno, apenas probó bocado, y Dipper, Stan y Ford no tardaron en notar su comportamiento inusual. Incluso Pato, parecía preocupado, empujando su hocico contra la pierna de Mabel para captar su atención. Pero ella apenas lo notaba, atrapada en sus pensamientos.

Dipper: "Mabel, ¿estás bien? Has estado callada todo el día... y no has tocado tus panqueques. Eso no es normal."

Mabel forzó una sonrisa, pero no logró convencer a su hermano.

Mabel: "Sí, solo... no dormí bien anoche. Un mal sueño, ya sabes."

Stan: "Un mal sueño, ¿eh? Bueno, espero que no sea tan malo como para perder el apetito. ¡Estos panqueques son los mejores que he hecho en semanas!"

Pero Mabel apenas escuchó el comentario de su tío, su mente seguía atrapada en la amenaza de Bill. ¿Qué pasaría si lo contaba? ¿Y si Bill realmente cumplía su promesa y la atormentaba con pesadillas interminables? Pero por otro lado, guardar ese secreto la estaba consumiendo por dentro. Miró a su alrededor, viendo a su familia charlar y reír, ajenos al peligro que se cernía sobre ellos.

Ford: "Mabel, si algo te preocupa, puedes hablar con nosotros. Estamos aquí para ayudarte."

Esas palabras hicieron que el nudo en el estómago de Mabel se apretara aún más. Quería confiar en ellos, quería advertirles del peligro que Bill representaba, pero el miedo la paralizaba. Finalmente, sacudió la cabeza y decidió no decir nada... por ahora.

Mabel: "Estoy bien, de verdad. Solo necesito descansar un poco."

El día transcurrió lentamente, con Mabel debatiéndose entre el miedo y la culpa. Mientras tanto, Bill observaba desde su lugar en el mindscape, complacido con la confusión que había sembrado en ella. Sabía que su amenaza era efectiva, y eso solo lo acercaba más a su objetivo.

Al caer la noche, Mabel se acostó en su cama, preguntándose si Bill aparecería de nuevo en sus sueños. Pero más allá del miedo, una decisión se iba formando en su mente. Sabía que no podía guardar el secreto para siempre... pero ¿cuándo sería el momento adecuado para contarlo? Eso, aún no lo sabía.

Entonces, cuando Mabel finalmente se durmió, sus sueños resultaron ser sorprendentemente normales. No había rastro de Bill, ninguna señal de sus aterradoras amenazas. Bill había cambiado de estrategia. Ahora, en lugar de intervenir directamente, decidió observar desde las sombras, estudiando los sueños de Mabel.

Los sueños de Mabel estaban llenos de amor, de escenas con su familia, sus amigos, y sus pequeñas aventuras cotidianas.
Bill observaba con atención, buscando cualquier pista, cualquier indicio que pudiera ayudarlo a entender ese confuso sentimiento que llamaban amor.
Quizás, pensó, si lograba descifrar cómo funcionaba el amor en Mabel, podría encontrar la clave para conquistar a su amado Fordsy.

Mientras tanto, Mabel dormía sin saber que estaba siendo observada, con la tranquilidad de que, por lo menos esa noche, Bill no la atormentaría. Pero la sombra de su presencia permanecía, y Mabel despertaría al día siguiente sin sospechar que su enemigo seguía buscando la manera de manipular sus emociones.

*Bill murmuraba para sí mismo mientras seguía analizando los sueños de Mabel.*

Bill: "Qué extraña manera de conquistar, ¿eh? ¿Acorralar contra la pared? Bueno, lo probaré."

Tomó una libretita que había materializado en su mente y comenzó a anotar con entusiasmo los detalles. Justo en ese momento, en el sueño de Mabel, comenzó a sonar una canción familiar: "Pues amigo... dime cómo borro esto que siento..."

Bill: "¡MI CANCIÓN!"

Un grito salió espontáneamente de él, olvidando por un momento que debía permanecer en las sombras. Mabel se dio cuenta de su presencia de inmediato, y Bill, sorprendido y sintiéndose descubierto, salió precipitadamente de la mente de Mabel.

Mabel quedó confundida, mirando a su alrededor en el sueño, buscando el origen de esa perturbación, sin obtener respuesta.

Mientras tanto, Bill se encontraba de vuelta en el mindscape, recuperando la compostura.
Con las cosas que había aprendido de Mabel, decidió que era hora de poner su plan en marcha y dirigirse a su objetivo final: Ford.
Estaba convencido de que ahora, con todo lo que había descubierto sobre el amor, podría conquistar a Ford... aunque sus intentos anteriores siempre habían fallado... ¿Cómo pudo rechazar el regalo cumpleaños de ratas muertas? Cerebrito de Seis dedos...
Pero esta vez, con una nueva estrategia, estaba seguro de que no se resistiría a sus encantos.

♤ Como señora dolida ♤ (BillFord) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora