Epílogo

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Sonrío viendo a toda la familia reunida en mi casa mientras los mellizos sonríen a la montaña de regalos que han traído por su cumpleaños

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Sonrío viendo a toda la familia reunida en mi casa mientras los mellizos sonríen a la montaña de regalos que han traído por su cumpleaños. Daiki me pasa una porción de pastel mirándome con esos ojitos encantadores que hacen que el neurótico de mi esposo lo mande a jugar con niñas de su edad y no mirar esposas ajenas. Naraku se burla de él y Sesshomaru le sigue el juego rematando con Miroku y con comentario que hace reír a todos.

Las risas de los niños me hacen reír a mí, Sango me observa desde hace rato con una sonrisa extraña y haciéndome mensajes con los ojos que no entiendo. Supongo que quiere contarme algo. Rin está sentada viendo la batalla campal que tienen sus hijas por una muñeca que al final Hisui en medio de la distracción de ellas se la lleva y la oculta de las dos.

Kikyo es otra que pasa su mirada de Naraku a mí, frunzo el ceño y le hago un gesto a las chicas de caminar hacia mi habitación. Rin es la última en entrar, caminando raro.

—Supongo que alguien tuvo una buena noche—se burla Sango, el rostro de mi cuñada se pone totalmente rojo cuando se da cuenta de que la miramos.

—Sesshomaru a veces es... intenso—es todo lo que dice.

—Bueno, eso lo vemos, te dio dos de un tiro—comenta Kikyo haciendo que el sonrojo de Rin suba.

—No hablemos de mi marido en la cama, por favor—suspiro y todas me miran.

—Supongo que tienen algo que decir, suéltenlo—Sango se muerde el labio antes de suspirar.

—Estoy embarazada—es lo que dice y luego se ríe—en esta ocasión Miroku apuntó el gol bien, dos dos—abro mis labios sorprendida con sus palabras antes de que Kikyo comience a llorar.

—Yo también estoy embarazada y estoy sensible y Naraku no tiró el gol bien porque es solo uno—asiento en comprensión y miro a Rin.

—A mí no me mires, mi fabrica ya cerró, con las gemelas tengo más que suficiente—es lo que me dice. Sonrío y abrazo a las chicas.

—Felicidades, vaya. ¡Yo también estoy embarazada!—el llanto y la risa se acaban cuando todas me miran. Hay un minuto de absoluto silencio antes de que de manera teatral las tres jadeen al mismo tiempo con la sorpresa implantada en sus rostros.

Realmente es algo divertido de ver.

—Pero Inuyasha y tú no pierden el tiempo, conejos folladores—me acusa Sango.

—Guardadito que se lo tenían—me acusa Kikyo.

—Bueno, me enteré anoche. Todavía no le doy la noticia—una sonrisa malévola se forma en los labios de Rin.

—¿Les parece bien ahora?—inquiere—todas deben dar la noticia y yo quiero divertirme—es lo que dice con calma.

Pareciéndonos una buena idea bajamos mirando a Izayoi reír junto a Kaede mientras mi padre e Inu No hablan de algo. Los chicos están hablando en voz baja, pero parece que se divierten.

Travieso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora