UNO

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La vida de Soobin siguió, cinco años habían pasado desde su graduación y de aquella fiesta, nunca se volvió a encontrar con aquel pelirosa. ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, sí! Yeonjun ¿Cómo olvidarlo? Se miraba tan asustado que Soobin no pudo evitar sentir ternura por el chico y su cabello de color rosa no lo ayudaba en nada, era lindo, muy bonito.
Sin duda no lo olvidaría.

Después de eso se dedicó a buscar un empleo, no era el mejor, nada le resultaba, pero gracias a sus padres que entendían su situación, Soobin tenía para comer todos los días. Vivía en su propio departamento ya que era mayor de edad y era hora de que "soltara el nido" como decía su padre.

Era de mañana, a Soobin no le iba muy bien en las mañanas, su humor no era el adecuado y cuando escuchó que llamaban a su puerta maldijo, no quería soltar sus sábanas nunca. Prefirió esperar a que la persona del otro lado de la puerta se cansara, pero no fue así, volvieron a llamar, pero ahora con más insistencia.

Soobin apretó los puños y caminó rápidamente para mandar a la mierda a la persona odiosa que no dejaba de hacer ruido con golpes en la puerta. Abrió con molestia, encontrándose a una pequeña niña que esperaba al dueño de casa.
Soobin arrugó la nariz al notar a la niña
¿Y sus padres?

—Hola papi —la pequeña lo miró con una hermosa sonrisa, abrazando sus piernas.

Soobin se quedó congelado en su lugar
¿Esto era una broma de cámara oculta?

—¿Puedo pasar? —Soobin se hizo a un lado, dejando a la pequeña niña entrar mientras miraba todo con ojos curiosos.

Cerró la puerta detrás de él, observando a la niña. Ella era pequeña, no parecía mayor a los seis años, así que debería tener como cuatro o cinco años, su cabello era negro, un negro brilloso y sedoso. Iba con el cabello suelto, una tiara rosada evitaba que su cabello cayera en su rostro, vestía una blusa blanca y una faldita azul, parecía una muñequita.

—¿Te perdiste? —la pequeña negó—.
¿Cómo te llamas? —preguntó.

—Me llamo Park SunHee —contestó con una sonrisa mientras movía sus pies que no lograban tocar el piso al estar sentada en uno de los sillones.

—¿Me das tu mochila? —la pequeña asintió—. Tal vez aquí haya alguna información de tus padres.

Soobin tomó la mochila de Kumamon de la pequeña, la abrió, encontrándose con una bolsa de galletitas, un juguito de cajita y una carpeta. Sacó la carpeta, en esta venía la información de la pequeña junto con una foto de ella al inicio.
Encontró un número y no dudó en llamar.

(Al teléfono)

—¿SunHee? ¿Encontró a mi hija?

Soobin miró a la pequeña que lo miraba con una sonrisa.

—Tranquilo, su hija está conmigo, está en mi casa, puede venir por ella.

Escuchó un suspiro de alivio del otro lado de la línea, él también suspiró.

—Me alegra que mi niña esté bien...
Dígame su dirección, ahora mismo voy por ella.

Soobin esperó a que el padre irresponsable de la pequeña encontrara donde anotar la dirección y colgó.

—Tranquila SunHee, tu padre está en camino —le informó.

—Pero yo quiero estar contigo —la pequeña hizo un puchero.

—Niña, no me conoces y tu padre y madre deben estar muy preocupados por ti —dijo mirándola con seriedad.

—¿Madre? No, yo tengo dos papis, papi me lo dijo, tú eres mi otro papi —Soobin
negó rápidamente.

—Te estás confundiendo, cariño —se levantó de su lugar y caminó hasta la nena que lo miraba con ojos brillosos—.
Yo no soy tu padre, no te conozco y tú a mí tampoco, debes estar confundida —se agachó a su altura para mirarla mejor.

—No, en mis papeles dice tu nombre —la pequeña se cruzó de brazos mientras arrugaba la nariz y lo miraba molesta.

—No sabes cómo me llamo y si lo supieras estarías confundida, yo no soy tu padre porque de serlo lo sabría y tu padre o madre estaría a mi lado, criándote juntos.

—Soobin. Mi papi repite tu nombre luego de unas malas palabras, eso cuando yo no me porto bien —Soobin abrió sus ojos con sorpresa.

Bien, eso tal vez era una coincidencia.
Tomó la carpeta de la niña y comenzó a leer todos los papeles, pero sin obtener la información que quería. El timbre sonó y todavía no llegaba hasta las hojas finales. Maldijo.

—¡Papi! No digas malas palabras —le reprochó.

Soobin llevó una mano a su rostro con frustración, guardó los papeles de la pequeña lo más rápido posible, tomando su mano para dirigirla a la entrada.
Abrió la puerta con prisa para regresar a la niña. Se repetía que tal vez después de eso terminaría riendo y luego correría donde sus amigos para contarles que una niña perdida lo llamó como si fuera su padre, luego el terminaría riéndose con sus amigos. Pero su sonrisa se borró al encontrarse con un rostro conocido.

—¡Yeonjun!

—¡Soobin!

Dijeron al mismo tiempo. La pequeña
SunHee los miró con una sonrisa.

Papi | ˢᵒᵒʲᵘⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora