Papi | ˢᵒᵒʲᵘⁿ

OCHO

—¡Abuela!

SunHee gritó mientras corría hasta la abuela Park. La señora se agachó un poco, abrazándola. Yeonjun y Soobin llegaron hasta ellas sonrientes.

—Abuelita, papi Soobin vino con nosotros.

—¿Quién? —la señora dejó de mirar a SunHee para prestarle atención a su hijo y al chico que iba con ellos.

—Un gusto señora, soy Choi Soobin —hizo reverencia.

—Park Hee-Sook —la mujer lo miraba impresionado— ¿Tú eres su...? —estaba por decir algo, pero Yeonjun se apresuró a hablar.

—No, madre. SunHee lo llama así, pero... Él no es —buscó las palabras para decir. Ella entendió pues pronto dejó de mirar a su hijo y ahora miró a Soobin.

—Lo siento, pensé que tú eras su padre
—se disculpó apenada. Soobin negó sonriente— ¿Qué los trae por aquí?

—Venimos con Soobin porque SunHee le habló de tus deliciosos pasteles y también porque recuerdo que me dijiste que necesitabas a alguien que te ayude aquí—explicó Yeonjun. Hee-Sook sonrió
para su hijo.

—Vengan —tomó a SunHee de la mano y los adentró a la pastelería, dirigiéndolos a unas mesas que se encontraban en el local—. Tomen lugar, ahora les traigo algo.

Los tres asintieron y tomaron lugar mientras el local se iba llenando de gente. La pastelería de la madre de Yeonjun era muy famosa por esa zona, la mujer parecía tener magia en las manos.
Sus pasteles, panes y galletas eran los mejores así que era normal que al abrir se llenara de gente inmediatamente.

Después de unos minutos llegó con tres platos con rebanadas de pastel de chocolate y fresa, también traía consigo malteadas de chocolate.

—Gracias —dijeron y comenzaron a comer.

—Delicioso —dijo Soobin asombrado.

—Gracias —dijo la mayor de los Park.

La mujer sonrió haciendo más pequeños sus ojos. Soobin pensó en lo parecidos que eran Yeonjun y su madre.

—¿De verdad necesitas el empleo? —preguntó después de unos minutos.

—Sí —suspiró—. El trabajo en Seúl es muy complicado, no muchos logran obtener uno —comentó. La mujer asintió de acuerdo.

—Yo no pido mucho, solo necesito a alguien que me ayude con la cobranza y algunas pequeñas cosas en la cocina —dijo.

Soobin sonrió un poco, no parecía un problema el trabajo, de hecho, estaría encantado por tenerlo.

—Me gradúe en finanzas —dijo orgulloso.
Yeonjun sonrió, dándole una mirada a su pequeña para luego mirar a Soobin y a su madre en silencio.

—Tu paga sería buena, este lugar me da mucho, algunas personas quieren rentar mi local para celebrar el cumpleaños de sus hijos, así que creo que me servirías mucho aquí.

—Cuente conmigo —sonrió.

—Puedes venir mañana para pasar el día y probar si quieres trabajar aquí, solo por eso te dejaré salir temprano y luego te irás acostumbrando al empleo, no están difícil ¿Verdad, amor? —ella miró a su hijo. Yeonjun se sonrojó ante el apodo tierno de su madre, pero asintió.

—Así es, madre —contestó. Soobin se grabó en mente a un Yeonjun sonrojado.

—Yeonjun trabajó conmigo por mucho tiempo, luego encontró un trabajo más digno y tuvo que dejarme para cuidar de su hija —SunHee sonrió mientras su abuela apretaba su mejilla con delicadeza y cariño.