Ser hija de un Lawrence no es para nada fácil, nuevos cambios y nuevos rumbos tomarán la vida Rachelle, muchos problemas también. Algo cambiará cuando su padre abra un dojo en el valle, nueva escuela, nuevos amigos. ¿Amor?..
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DESPUÉS DEL ENTRENAMIENTO Rachelle estaba en su casa haciendo las tareas que habían mandado los días que ella faltó a la escuela. Johnny estaba haciendo unas cosas en el dojo por lo tanto la chica estaba sola.
La chica cerró su cuaderno y soltó un suspiro pesado al ver que ya había terminado y justo en ese momento tocaron la puerta. Fruncio el ceño extrañada se acomodó un poco el cabello y abrió la puerta. Era hawk.
-Hola sensei, ¿te molesta si paso?- Rachelle sonrió divertida y se hizo a un lado para que Hawk entrará.
-Cuando estemos solos no me digas sensei, es raro enseñarles sabiendo que tengo la misma edad que ustedes- Rachelle rió y Hawk igual.
-Yo si quiero que me enseñes cosas- Dijo Hawk pasando un mechón del cabello de la chica tras su oreja
-Me sorprendió mucho tu cambio de look- Dijo Rachelle disimulando sus nervios y retrocediendo un poco quedando pegada de la mesa.
-Lo hice pensando en ti- Respondió Hawk con una sonrisa coqueta y Rachelle negó con la cabeza y una sonrisa.
-Será difícil acostumbrarme a este nuevo look, pero lo lograré- Hawk levantó las dos cejas y en un abrir y cerrar de ojos estampó sus labios con los de Rachelle.
