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"Malipapi"

—Fernando, Fernando, ¡por el amor de Dios joven Hernández, ya van veintitrés casi veinticuatro veces que le pido que  preste atención en clases, y al parecer a usted no le importa! —chillaba la señorita Rojas, y es que en verdad
que mi compañero de clases tenía muchas cualidades, pero el estudio tristemente no compaginaba con ellas.

Un joven atractivo pero rebelde, obviamente no se ganaba mi atención en lo absoluto, pero no podría opinar lo mismo de él  mi íntima Mady, mi amiga, era muy obvia cuando no hacía otra cosa más que mirarlo con cara de estúpida durante toda la clase.

Si Mady seguía así, estaría en extraordinarios con Fernando, aunque estoy segura que no le molestaría nada la idea, por eso prefiero no advertirle.

— Hay vamos Eris, es el único hombre que vale la pena en toda la prepa — me susurró Mady, no hice más que voltear los ojos, ya suficiente tenía con soportar al tipo en clases como para que mi mejor amiga no parase de hablar de él.

— Estás loca Mady, ese tal Fernando tiene pocos atributos, y la belleza no lleva a ningún lado — le respondí.

— Te equivocas, la belleza lleva a cualquier ser humano al triunfo, lo que pasa es que no te gusta la idea de que Fernando sea más que el chico guapo de la clase.

— Como sea, yo si quiero aprender a integrar ecuaciones, así que si me permites, voy a prestar atención a la clase.

Mady me arremedó en voz baja y ambas continuamos escribiendo las integrales que la maestra escribía sobre la pizarra.

El timbre anunciando la hora del almuerzo llenó los oidos de todos en el salón, causando así la rutinaria salida que amotinaba a todos mis compañeros a la puerta.

Yo como siempre prefería ser la última en salir, no me interesaba rodearme de tantas hormonas amontonando sus cuerpos en una puerta de un metro.

Y cuando todos salieron supe que era mi turno,  pero la voz de la maestra a mis espaldas me detuvo.

— Eris, querida, ¿podrías darme un momento?, es que quisiera comentarte algo. — así es, al ser la alumna más destacada me ganaba el aprecio de los docentes, y uno de ellos era el de la señorita Rojas, y si, era señorita, a sus 43 casi 44 años canturreaba con orgullo que ningún hombre la había hecho mujer, aunque claramente ya era mujer y más que Vanessa labios 4k y Karina juntas y de cabeza.

— Si dígame profesora — me giré hacia ella y la encontré con una mirada de angustia.

— Verás Eris — los dedos de la maestra comenzaron a moverse sobre su escritorio, sabía que me diría algo no tan agradable —, es que necesito un favor, y claro que al ser tú la mejor alumna de esta institución, pues...

— Dígame maestra, sabe que en lo que yo pueda ayudar bueno...

—¡Que bueno que lo dices! — saltó la maestra como si alguien la hubiera rescatado de los chacales de la valle hermoso.

— Sabe que es un honor para mí ayudarla miss.

— Es que verás querida, tu compañero Fernando, bueno él... — la maestra apretó los labios.

Nononono, no podía pedirme la maestra algo relacionado con Fernando, no y simplemente me esperaba cualquier tipo de ayuda pero menos esa en específico.

— Vaya al grano maestra.

— Él está en riesgo de reprobar, y bueno, tú conoces a su familia, es decir, todos en la ciudad conocen a su familia — la maestra comenzó a dar vueltas en círculo de los nervios.

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