Estaban solo a 4 días de casarse y ella estaba súper nerviosa. Su mente estaba llena de ideas más negativas que positivas; estaba colmada de pensamientos recurrentes de varios escenarios, como que la dejara plantada, que la persona que lo iba a casar se intoxicara, enfermara o muriera, que a su prometido lo atropellaran o que extraterrestres lo secuestraran.
- Aiko, cálmate un poco, estás muy ansiosa - le dijo Bakugou a su hija, que estaba sentada en el sofá mordiendo sus uñas.
- Estoy calmada, papi, mira - dijo mostrando sus manos, que temblaban un poco.
- Aiko, estás quemando la mitad del sofá. Yo creo que sí estás muy ansiosa - dijo señalando el borde quemado de la espalda del sofá.
- Perdón - dijo mientras iba a buscar agua para apagar la zona quemada. - Les cuento otro.
- Sabes que a tu mamá no le va a gustar que cambien el sofá, ya tiene años y le tiene mucho afecto.
- ¿Algo se quemó? - preguntó Todoroki al bajar mientras se ataba el cabello en un chonguito mal hecho.
- Ya lo apagamos - respondió Bakugou.
Todoroki se sorprendió al ver la parte quemada. - ¿Cómo pasó?
- Perdón, mami, estoy muy ansiosa y nerviosa.
- Ya veo. Se puede arreglar de todos modos.
- ...
- ¿Y por qué no salen a dar una vuelta tú y tu papá?
- Yo... - dijo señalándose a sí mismo.
- Sí o no quieres pasear un rato con tu hija?
- No lo sé, ¿quieres salir? - le preguntó a su hija.
- Sí, vamos.
- ¿No vienen también?
- No, los gemelos están durmiendo y no quiero despertarlos. Pueden ir solo ustedes - dijo sentándose en el sofá.
- Bueno, vamos - le preguntó Bakugou a Aiko, a lo que ella afirmó, dándole un beso a su mamá y fue a la entrada para ponerse sus zapatos. Mientras se los ponía, Bakugou se despidió de su esposo con un beso en los labios y luego fue a ponerse los zapatos.
Al final, salieron y Todoroki se quedó solo en la sala en silencio, lo cual duró muy poco porque los gemelos salieron corriendo de su habitación y bajaron las escaleras.
- ¿Y papá? - preguntaron después de buscar en toda la planta baja.
- ¿Para qué lo buscan?
- Queremos jugar con él.
- Tranquilos, es que Aiko quería pasar tiempo con su papá.
- Pero nosotros también.
- Pero Aiko ya no vive aquí y ustedes lo miran todos los días y juegan con él, ¿o no? - preguntó, tomando las manitas de sus hijos y subiendo las escaleras.
- ¿Por qué no jugamos nosotros mientras regresa Aiko y papá?
- ¡Sí, mami! - exclamaron corriendo a su habitación para tomar algunos juguetes.
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Aiko y Bakugou caminaban por la calle sin ningún rumbo en específico.
- Aiko.
- Sí, papi?
- ¿A dónde vamos?
- No lo sé. Yo te estaba siguiendo a ti.
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La Boda
RomanceSu dedo se deslizaba por la pantalla hasta que una publicación captó su atención y cuando leyó lo que decía, sus ojos se abrieron con sorpresa.