9.AMIRA

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Las manos me temblaban sin parar, veía oscuro y si no fuese por la mano de Alejandro que sujetaba la mía, probablemente ya me hubiese caído.

-VAMOS PASANDO A LA ZONA DE PREMIOS-dijo uno de los encargados.

Alejandro se despidió de las personas con las que llevaba bastante tiempo hablando y se aproximó a la puerta. La sala era preciosa, con taburetes rojos, grandes palcos y al fondo un gran escenario.Alejandro y yo pasamos por una alfombra roja de tercio pelo que había hasta llegar a los asientos.Un hombre guió a Alejandro a la zona delantera ya que él era nominado a uno de los premios y yo, me puse unos asientos hacia atrás. Me senté, crucé las piernas y puse las manos encima de las mismas intentando controlar mi pulso descontrolado y mi respiración agitada, sin éxito. No tardó una chica en sentarse a mi lado, con la suerte de no hablarme ni criticarme, aunque sí que me observaba preocupada. Me puso una mano encima de las mías transmitiendo calor , la observé, me sonrió y me habló:

-Yo tengo que ir a la zona de nominados, pero si necesitas algo, no dudes en llamarme, de verdad-se levantó-.Cuídate. 

Se marchó a la zona delantera y poco después se sentó otra chica.

-Hola tía, eres super famosa. ¿Cuándo vas a confirmar lo tuyo con Alejandro?

El mundo me daba vueltas, los fotógrafos me hacían fotos y la chica no paraba de hablar.Poco a poco, la sala se llenó y comenzaron los premios.Comenzaron haciendo la introducción en la cual me concentré en no marearme allí mismo.

-Vamos a comenzar con el primer premio…- hablaba el presentador.

El sabor a vómito subía por mi garganta, me lentanté con varios ojos pegados a mí y sin saber a donde ir, me quedé quieta como una patética viendo el primer premio.

-Y el premio es para…-abrió el sobre-.ZAYRA RAMA POR NUESTRAS LETRAS.

La chica que antes me había ayudado, se levantó y subió a por el premio. Yo aproveché el sonido de los aplausos para dirigirme a por un encargado y preguntarle por los baños.

-Por allí a la derecha- salí corriendo-.¿ESTÁS BIEN, SEÑORITA?

-SÍ- contesté corriendo.

Cuando por fin llegué al cuarto de baño, me arrodillé y vomité.No podía más. Cuando terminé de expulsar hasta mi primera papilla, me senté en la tapadera y marqué un número aún con las manos temblorosas.

-Amira- escuché su voz al otro lado de la línea.

-Gael, ayúdame.

-¿Qué te pasa?- se le escuchó preocupado.

-Los premios, no, no...- comencé a llorar.

-Tranquila, Amira. Tranquila. En cinco minutos estoy allí.

-No me cuelgues…

-Tranquila, no te colgaré pero si necesito que sigas mis instrucciones y que te vayas a la zona de atrás del teatro.

-No sé dónde es…

-Yo tampoco pero pregúntale a alguien.

Con piernas temblorosas, salí del teatro y me dirigí hacia el hombre de la última vez.

-Perdona,¿sabes dónde está la puerta trasera del teatro?

-Claro- me miró extrañado el chico-.Ve por ese pasillo todo recto hasta que veas una puerta negra grande. Mucho cuidado porque pasarás por detrás del escenario.

Asentí y seguí sus órdenes.

-¿Cómo vas?, estoy a cinco minutos- escuché decir a Gael desde el móvil.

-Ya estoy llegando, te voy a colgar.

-Vale.

Guardé el móvil en mi bolso de nuevo y cuando estuve detrás del escenario, pude escuchar:

-....el premio es para…ALEJANDRO VÁZQUEZ.

Aplausos y más aplausos que cubrieron el sonido debido a la caída que me dí por culpa de unos cables.

-Joder- susurré levantándome del suelo.

-Muchísimas gracias a todos, esto es un sueño. Daros las gracias a todos los que han votado por mí porque esto no sería posible sin vosotros y sobretodo a Amira- hubo unos segundos de silencio en los que juré que me estaba buscando. 

Sin embargo, antes de que pudiese continuar, logré salir del teatro y correr hacia el coche blanco de Gael que me esperaba aún arrancado. Lo más rápido que pude me subí y el coche se puso de nuevo en marcha. 

-Gael, lo siento muchísimo…

-No sientas absolutamente nada, tranquila, estás segura.

Me puse el cinturón de seguridad y me callé escuchando las canciones que tenía puestas Gael. Lo miré, despeinado, con una camiseta ancha y unos pantalones anchos, estaría dormido antes de venir a por mí. El cielo estaba oscuro y se iluminaba de las luces de las farolas mientras sonaba “Fine Line”.Algo revoloteó en mí.

Llegamos rápidamente a un aparcamiento y cuando apagó el motor, me miró. 

Joder, que guapo.

-¿Estás mejor?

Asentí.

-Pues venga, te voy a llevar a mi humilde piso.

Las piernas me volvieron a temblar pero por otra cosa distinta a la de antes. 

El frío de la noche me acechó cuando salimos y nos dirigimos a un portal donde subimos bastantes escaleras hasta llegar al que era su piso. Abrió la puerta y al entrar, encendió la luz. Era un piso muy pequeño, con colores grises por todos lados, decorado de forma minimalista.Él se puso a un lado observando mi reacción.

-Es tan… tú.

Él rió.

-¿Quieres algo de tomar?

-No, muchas gracias- cerró la puerta a mi paso.

-Como quieras, te voy a sacar algo de ropa y dormirás en mi cama.

Mi corazón bombeó rápido.

-¿Y tú?-pregunté.

-Yo estaré en el sofá.

-¿Qué?, no. Yo he venido después y me toca el sofá.

-Es muy cómodo- me sonrió sentándose en él.

Medité antes de pronunciar la siguiente frase. 

-Puedemos dormir en la misma cama, no me importa- retrocedí-.Osea, si a tí no.. no se, quizás no…

Él rió.

-Tranquila, tú necesitas descansar.

Me senté a su lado.

-Te voy a sacar la ropa, te das una ducha tranquilamente y si quieres podemos ver una película antes de dormir. 

Yo le sonreí.

-Gracias.

Se levantó, se dirigió a la habitación y al poco tiempo me  dijo que estaba todo listo en el baño.Me entré en el baño, bastante sencillo como el resto de la casa y dejé que el agua caliente cayera por todo mi cuerpo relajando a su paso todos los músculos. 

Cuando salí del baño con un pijama compuesto por unos calzoncillos mil tallas más que los míos(Amira, no hiperventiles), unos pantalones que se caían a cada paso y una camiseta que me quedaba de vestido, lo ví sentado en el sofá, con dos infusiones en la mesa y él eligiendo película. 

-¿Tienes alguna idea?- me senté a su lado.

-Las típicas de romance cutre y previsible son las mejores.

Me miró con las cejas arcadas.

-Tengo mis dudas, pero te haré caso.

Puso una de ellas y al poco, quedé dormida apoyada en algo bastante cómodo(era su hombro) hasta que un ángel caído del cielo(Gael) me llevó a la una nube super cómoda(su cómoda) con un aroma que quisiera tener en un frasco para oler todo el tiempo ( el olor de Gael).

Nuestras letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora