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Gavi sintió cómo su corazón latía con fuerza en su pecho al leer el mensaje en el móvil de Marc. ¿Un hijo? No podía creerlo.

Su mente intentó procesar la información, pero la confusión lo superaba. Justo en ese momento, la puerta del baño se abrió y Marc salió envuelto en una toalla, su cabello aún goteando. Antes de que Gavi pudiera pronunciar palabra alguna, un sonido aterrador rompió el silencio.

El ruido ensordecedor de disparos llenó el aire. Marc reaccionó instintivamente, arrojándose sobre Gavi para protegerlo. Ambos cayeron al suelo, y el tiempo pareció detenerse mientras los disparos resonaban por toda la casa. Marc sintió su cuerpo tensarse, preparándose para lo peor, mientras mantenía a Gavi firmemente cubierto.

Finalmente, los disparos cesaron, dejando tras de sí un silencio pesado. Marc, aún con el corazón acelerado, se incorporó lentamente, asegurándose de que Gavi estuviera ileso.

Lo miró fijamente, sus ojos reflejaban tanto el miedo como la ira. Marc sabía que no podían quedarse allí. Inmediatamente llamaron a la policía, Marc tomó una decisión; debía llevarse a Gavi a un lugar seguro, lejos de cualquier peligro.

Mientras conducían, Gavi no podía contener más su curiosidad y preocupación.

—Marc, ¿Qué está pasando? ¿Por qué alguien querría hacernos daño?—Preguntó, su voz temblorosa.

Marc, al principio, se mantuvo en silencio, su mente luchando entre proteger a Gavi de la verdad y la necesidad de ser honesto con él. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, decidió hablar.

—Te debo la verdad, Gavi.—Comenzó, sus palabras cargadas de dolor.

—Hace.... Hace muchos años, cuando tenía diecisiete, mi vida cambió para siempre. Me secuestraron, me hicieron cosas horribles... Y todo fue obra de una organización muy peligrosa. Pensé que había dejado todo eso atrás cuando vine a España, pero parece que mi pasado ha decidido alcanzarme.

Gavi lo miraba con los ojos bien abiertos, tratando de asimilar lo que estaba escuchando.

—¿Y el hijo?—Preguntó con un hilo de voz, haciendo referencia al mensaje que había leído.

Marc sintió que su corazón se encogía al recordar ese mensaje. Respiró hondo y decidió omitir la parte más dolorosa y confusa.

—Es complicado. Alguien me dijo que Margaret, una de las personas que me hicieron daño, tuvo un hijo, pero no sé si realmente es mío. Lo único que sé es que esa organización puede estar detrás de esto, y no quiero que tú estés en peligro, Pablo.

El silencio volvió a llenar el coche mientras Gavi procesaba lo que Marc le había contado. Su corazón se llenó de una mezcla de tristeza, miedo y furia por lo que su novio había pasado. Finalmente, apoyó su mano en la de Marc.

—E-Estoy contigo, no me iré a ninguna parte.

Marc sintió una ola de alivio al escuchar esas palabras, pero al mismo tiempo, sabía que la verdadera prueba estaba aún por venir. Tendría que proteger a Gavi no solo de los peligros externos, sino también de la verdad que aún no estaba listo para decirle.

Marc y Gavi llegaron a la casa que Marc tenía en las afueras de Barcelona, un refugio apartado y seguro, diseñado para mantenerse alejado de cualquier peligro. A pesar de la seguridad del lugar, el ambiente estaba cargado de tensión. Gavi, aunque intentaba mantenerse firme, no podía ocultar el miedo que sentía. Pero una cosa estaba clara; no iba a abandonar a Marc, sin importar lo que ocurriera.

Un par de horas después de instalarse, Müller llegó a la casa. Saludó a ambos con seriedad. Al mirar a Gavi, su expresión se tornó levemente extraña, como si intentara discernir algo más profundo. Marc, notando la incomodidad de su joven pareja, rápidamente desvió la atención.

—Gavi, no te preocupes, Alex solo está preocupado. Es parte de su naturaleza.—Dijo Marc, intentando tranquilizarlo.

Alex asintió, pero la preocupación en su rostro no disminuyó. Finalmente, pidió a Marc que hablaran en privado. Los dos hombres se dirigieron a una habitación apartada, dejando a Gavi solo en el salón, con los nervios a flor de piel.

Una vez que estuvieron a solas, Alex no perdió tiempo.

—Marc, la situación es grave, por el amor de Dios hazme caso, aléjate del muchacho.

El rostro de Marc se endureció al escuchar esas palabras. Su mente volvía a los recuerdos de lo que había sufrido a manos de esa organización. No podía permitir que Gavi pasara por lo mismo, ni mucho menos que lo lastimaran.

—Ya te lo dije, Alex.—Replicó Marc con firmeza.

—No voy a dejarlo. Gavi es lo más importante para mí, y no voy a abandonarlo, pase lo que pase.

—Escucha, Marc, si te alejas de él, si lo envías a algún lugar seguro, podrías salvarlo. La organización no tiene interés en perseguir a alguien que no representa un riesgo para ellos. Gavi podría vivir una vida normal, alejado de todo esto. No tienes que sacrificarlo por lo que te pasó a ti.

Marc lo miró fijamente, sus ojos llenos de sentimientos.

—No puedo, Alex. No puedo alejarme de él. Le prometí que estaríamos juntos, que nada ni nadie nos separaría. Gavi es mi vida, y prefiero enfrentar lo que venga antes que perderlo.

Alex se quedó en silencio por un momento, midiendo las palabras de su amigo. Sabía que intentar convencer a Marc era inútil. Había visto esa misma determinación en los ojos de otros hombres que estaban dispuestos a morir antes que renunciar a lo que más amaban.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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