10 - Cuentas conmigo.

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Alexey me trajo a la casa de Jules, Demon venía detrás de nosotros intentando hablar conmigo

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Alexey me trajo a la casa de Jules, Demon venía detrás de nosotros intentando hablar conmigo. Simplemente lo ignoraba, es decir, me ignoró toda la noche de ayer y parte de la mañana, el cielo estaba oscurecido, por las nubes grises. Demon se estacionaba a la par del auto de Alexey.

— gracias por traerme.

— Mack, habla con él, tal vez no te dijo que hacían realmente o lo que sea, pero lo ideal es que hablen sé que hay algo... Entre ustedes — me crucé de brazos, Demon estaba sentado en la acera al lado de la moto, lo veía por el parabrisas.  La expresión de Alexey no demostraba sentimiento alguno pero su voz dejaba a la luz su preocupación.

— me uní a la pandilla con la idea errónea de que se dedicaban a proteger al pueblo.

— y eso hacen.

— ¿Entonces que es lo que me tiene que aclarar Demon?

— Eso tienes que hablarlo con él.

— pues su actitud inmadura me dice que no hablara absolutamente nada.

— vamos... Mackenzie — insistió.

— Fué un gusto conocerte Alexey.

— nos vemos — Suspiró pesadamente.

Estiró la mano hacia el asiento trasero y me dió mi bolso, me quité el cinturón y me colgué el bolso en el hombro. Me despedí de él nuevamente y me bajé del auto, estuve ahí unos segundos hasta que desapareció al final de la calle en una esquina. Miré de reojo como se levantaba y se acercaba.

— oh, vaya, ¿Te dignas a hablarme?

Se frenó a mi lado, con una mano cerca de mi hombro, bajó la mano lentamente. Se mantuvo en silencio.

— ¿Estás enojada?

— ¿Porque me ignoraste sin razón, me mentiste sobre tu edad y al parecer también en lo que haces con tu pandilla? No Demon, estoy contentisima, mira como bailo de la alegría

Sarcástica hice un pequeño bailecito y lo miré con una expresión dura, él apretó los labios. Me dí la vuelta hacia él. Aún de brazos cruzados. No me miraba a los ojos, su expresión de pesar casi hace que me retracte de mi comportamiento hostil con él, casi.

— lo de mi edad es lo de menos, dijiste...

— si pero ¡lo otro no! ¿Que haces con tu pandilla Demon? ¿Por qué no lo has dicho antes de unirme a la pandilla?

Se mantuvo en silencio nuevamente, dudando, miraba a todos lados menos a mi cara. Se acercó aún más, acunó mis mejillas y las apretó un poco. Cuando por fin me miró a los ojos respiré con algo de alivio.

— nosotros solo... Nosotros solo hacemos encargos a las casas, ayudamos a... Los locales a repartir mercancía dentro y fuera del pueblo... Y cuidamos de un asilo a las afueras del pueblo.

Alas en la luna 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora