Desde pequeño, siempre estuve rodeado de mi familia, un núcleo muy unido que me brindó una infancia feliz y llena de amor. Crecí en un hogar donde, aunque no había abundancia económica, siempre hubo calidez y unión. Mis padres fueron una parte fundamental de mi vida; pasaba mucho tiempo con ellos y sus enseñanzas y cuidado siempre estuvieron presentes. Mi mamá con su cariño y dedicación, nos preparaba deliciosas comidas como crepas, hot cakes, waffles o hot dogs, que disfrutábamos después de un día en la playa que estaba cerca de nuestra casa.
En la escuela, era un niño tranquilo, ordenado y respetuoso. Una maestra en especial, la maestra Lady, dejó una huella en mi vida. Fue mi maestra durante dos años y se convirtió en una gran amiga de mi mamá, ya que también le había dado clases a mis hermanas. Con su rigidez y respeto, me enseñó mucho sobre la importancia de la educación y el buen camino en la vida.
Aunque no tenía muchos amigos en la primaria, encontraba compañía en mi familia. Mis hermanos, en especial mi hermano mayor Alejandro, fueron mis grandes compañeros de historias. Admiraba a todos ellos y soñaba con ser como mi papá o mi mamá. Con Alejandro, compartí muchas horas jugando videojuegos, caminando, platicando, yendo a lugares, y simplemente disfrutando de la vida.
Las visitas a Tizimín, Yucatán, donde vivían mis abuelos, también forman una parte especial de mis recuerdos de niñez. Ellos nos cuidaban con mucho amor, y yo siempre esperaba con ansias cada viaje para verlos.
La naturaleza y los animales también jugaron un papel importante en mi vida. Aprendí a ser solidario y respetuoso con el ambiente, y desarrollé un amor profundo por los animales. Además, mis padres siempre buscaban la manera de mantenernos activos, ya sea llevándonos a la playa, saliendo en bici, jugando en canchas o simplemente disfrutando del aire libre.
Otra pasión que marcó mi infancia fueron los Hot Wheels. Coleccioné alrededor de 100 coches, y cada vez que mi mamá me compraba uno en el supermercado, sentía una felicidad inmensa. Esos pequeños detalles hicieron que mi infancia fuera muy especial, y me considero afortunado de haber sido un niño feliz, sin grandes preocupaciones.