Chapter 004

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004

"Un verdadero héroe no se mide por el tamaño de sus músculos, sino por el de su corazón."

Hércules

Más tarde, Harry estaba con Evie, Carlos, Jay y Percy

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Más tarde, Harry estaba con Evie, Carlos, Jay y Percy

—¿Qué hiciste con Rosalie y Ben?—preguntó Percy—

—Oh, los secuestramos, mhm, si quieren recuperar los que Mal venga a Chip Chop esta noche,sola, Uma quiere que la visite—su mirada se dirigió a Percy—Y mira a quién tenemos aquí —dijo Harry con un tono burlón—. El pequeño Peter Pan, tratando de jugar a ser un héroe, ¿eh?

Percy se mantuvo en silencio, pero sus ojos brillaban con un fuego que Harry reconocía muy bien: ira contenida, lista para estallar. Harry se acercó lentamente a él, cada paso calculado para provocar.

—¿Sabes qué? —continuó Harry, susurrando ahora solo para que Percy pudiera escuchar—. Tu viejo siempre fue un cobarde, ¿no? Dejando a los niños perdidos solos mientras él jugaba a ser un líder. Me pregunto si tú también correrás cuando las cosas se pongan difíciles… o si simplemente no harás nada, como él.

Eso fue suficiente para encender la chispa. Percy sintió cómo la sangre le hervía ante las palabras de Harry. Su respiración se volvió más pesada, y los músculos de sus manos se tensaron, listos para golpear.

—No te atrevas a hablar de mi padre así —gruñó Percy, dando un paso hacia adelante, su voz temblando de rabia contenida.Harry, disfrutando de su reacción, retrocedió con las manos en alto, fingiendo inocencia.

—¿Qué pasa? ¿Te ofendí? Vamos, no te pongas así. Tal vez solo digo la verdad. Después de todo, no todos tienen lo necesario para ser un héroe, ¿verdad? Especialmente alguien como tú.

Percy apretó los dientes, intentando controlar sus emociones, pero Harry sabía que lo había golpeado en su punto débil. Sonriendo con autosuficiencia, Harry giró sobre sus talones, dispuesto a irse, pero no sin dejar una última provocación.

—Recuerda, los héroes no siempre sobreviven en la Isla de los Perdidos. Tal vez sea mejor que te quedes donde estás… seguro, lejos de los problemas.

Y con esas palabras, Harry se alejó, dejando al grupo en tensión, pero especialmente a Percy, cuyo corazón latía con fuerza por la rabia y la impotencia. Sabía que no podía dejar que Harry se saliera con la suya, pero también comprendía que tenía que actuar con cabeza fría si quería salvar a sus amigos.

—Sabes que no me gusta juzgar a las personas, pero el hijo del enemigo de mi padre es odioso

Después de su tenso encuentro con Uma, Rosalie estaba sentada en un rincón del escondite, observando el bullicio a su alrededor. A pesar de estar rodeada de villanos, se sentía relativamente tranquila. Sabía que, aunque la situación era complicada, podía encontrar aliados si se mantenía fiel a sí misma.

Mientras observaba el lugar, una figura alta y robusta se acercó a ella. Era un chico rubio con una sonrisa amable, que parecía fuera de lugar entre tanto caos. Llevaba una camiseta sin mangas que dejaba al descubierto sus brazos musculosos, y su aspecto relajado contrastaba con la intensidad de los demás piratas.

—¡Hey! Tú debes ser la nueva que Harry trajo, ¿no? —dijo el chico con una sonrisa sincera—. Soy Gil, hijo de Gastón. Pero no te preocupes, no soy tan intimidante como mi papá.

Rosalie levantó la vista y sonrió ante la actitud amistosa de Gil. Era un contraste refrescante con la intensidad de Harry y la autoridad de Uma.

—Hola, Gil. Soy Rosalie, hija de Rapunzel y Eugene. —Respondió ella, correspondiendo a la calidez en su tono—. Y no te preocupes, no me intimidas para nada.

Gil se rió, tomando asiento a su lado sin dudarlo, como si se conocieran de toda la vida.

—¡Eso es bueno! No quiero que nadie piense que soy un tipo rudo solo porque mi papá lo es. —Hizo una pausa y luego añadió en un tono juguetón—. Aunque, claro, soy increíblemente fuerte y guapo, eso sí lo heredé.

Rosalie soltó una pequeña risa, sorprendida por lo fácil que era hablar con Gil.

—¡Vaya! Debo admitir que tienes confianza —dijo Rosalie, sintiendo que por primera vez desde que había llegado a la Isla de los Perdidos, alguien la hacía sentir un poco más a gusto.

—Bueno, tienes que ser confiado cuando creces con un padre que cree que es el hombre más grande del mundo —bromeó Gil—. Pero me gusta pensar que soy un poco más que solo músculos y una cara bonita. Me gusta hacer amigos, aunque aquí en la isla no sea tan fácil.

Rosalie asintió, entendiendo lo que quería decir. Se sentía algo aliviada de encontrar a alguien en la isla que no la veía solo como una princesa que había que atrapar o intimidar.

—Parece que no todos aquí comparten tu actitud, ¿verdad? —dijo Rosalie, observando a los demás piratas que merodeaban por el lugar.

—Nah, la mayoría solo intenta sobrevivir. Pero yo creo que la vida es mejor si puedes sonreír de vez en cuando. —Gil la miró con curiosidad—. ¿Y tú qué haces aquí, Rosalie? No pareces del tipo que disfrutaría de la Isla de los Perdidos.

Rosalie suspiró, dándose cuenta de lo lejos que estaba de su hogar y de sus amigos.

—Me perdí un poco mientras exploraba. No quería causar problemas, solo... tenía curiosidad. Quería ver cómo era realmente este lugar del que siempre me han hablado.

—¡Vaya! Eso es valiente —dijo Gil, admirando su determinación—. La mayoría de la gente de Auradon ni siquiera se atrevería a pisar esta isla. Y no los culpo, es un lugar duro. Pero tú pareces manejarlo bien.

—Gracias, Gil —respondió Rosalie, sintiéndose agradecida por la amabilidad del chico—. Supongo que intento hacer lo mejor que puedo con lo que tengo.

Gil sonrió y asintió.

—Eso es todo lo que podemos hacer, ¿no? —dijo, su tono más serio—. Oye, si alguna vez necesitas ayuda por aquí, no dudes en pedírmela. No soy como Harry o Uma. No te veré como una presa o una amenaza, sino como una amiga.

Rosalie se sorprendió gratamente por la oferta. Aunque aún estaba en territorio desconocido, saber que tenía a alguien en quien podía confiar la hacía sentir un poco más segura.

—Gracias, Gil. Eso significa mucho para mí. —Le devolvió la sonrisa—. Y tal vez pueda ayudarte a ti también, si alguna vez lo necesitas.

Gil se inclinó hacia atrás, apoyando sus brazos en el banco con una sonrisa satisfecha.

—Trato hecho, Rosalie. Siempre es bueno tener amigos, especialmente en un lugar como este.

La conversación continuó, ligera y sin presiones, mientras los dos descubrían que, a pesar de sus diferencias, tenían más en común de lo que podría haberse imaginado.

Sunshine Flower-Harry HookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora