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Dos años atrás...
Cloud:
Fantástico, increíble. No obstante, su connotación se dirige a un enfoque negativo. "Cuando lleguemos a la base", repetía incesantemente ante la negativa respuesta que recibía, como si el simple hecho de repetirlo pudiera cambiar la situación. Mi derecho a reclamar lo que me correspondía se volvía más distante a cada segundo. Estaba decidido: me desharía de ellos y ellos de mí. Pero por ahora, debía soportar esas conversaciones vacías e interacciones forzadas, en un intento desesperado de obtener lo que necesitaba.
A mi lado, la chica continuaba su parloteo, ajena por completo a mi estado de ánimo. Al principio, parecía no tenerme en cuenta, pero a medida que el tiempo avanzaba, su atención se intensificaba.
El desorden se extendía a nuestro alrededor, convirtiendo las calles en un mar caótico de cabezas moviéndose frenéticamente de un lado a otro. Eran como hormigas atrapadas en una tarea desesperada, esforzándose por sobrevivir un día más.
El aire estaba impregnado de un humo denso, que se colaba entre mis fosas nasales y envolvía mis pensamientos. Mis ojos ardían por el malestar, pero más allá de eso, el panorama era perturbadoramente tranquilo. La mayoría de la gente mantenía una actitud de calma tensa, contemplando los daños materiales y emocionales que los rodeaban. Algunos soldados merodeaban por aquí y allá, pero ninguno lo suficientemente cerca como para preocuparme.
De repente, algo llamó mi atención: desde un edificio cercano, percibí un movimiento inusual. Una silueta indistinta emergía de las sombras, despojada de rostro. Sin poder evitarlo, me aferré al asa de mi espada. ¿Qué se supone que trama? ¿Está pensando en suicidarse? La curiosidad y la inquietud se apoderaron de mí mientras observaba que nadie parecía notar su presencia.
Me sobresalté levemente cuando la figura se dejó caer, esperando escuchar el ruido sordo de su cuerpo al impactar contra el suelo. Sin embargo, mis suposiciones resultaron erróneas. Para mi sorpresa, la silueta cayó con una agilidad casi sobrehumana, ejecutando una voltereta que desafiaba toda lógica. Sin detenerse a observar el entorno, se desvaneció con calma entre la multitud, como un fantasma que había cruzado las fronteras de la realidad, dejando tras de sí solo inquietud y una pregunta sin respuesta: ¿Quién...?
