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── Hoy empezaremos el trabajo de final de semestre.

Una oleada de quejas se hizo presente en cuanto el profesor dio aquel anuncio con una optimista sonrisa.

── Esta vez, lo haréis en parejas.

Los lamentos se transformaron en vítores.

── Parejas que elegiré al azar.

Y, de nuevo, más protestas.

Iván bufó, ¿aquel viejo maestro creía que tenía gracia? Su plan inicial era no hacer el proyecto, si le obligaban a trabajar con alguno de sus menores, simplemente dejaría que el pobre chico hiciera todo el trabajo. ¿Qué más daba una nota menos?

── Bien, para hacerlo más interesante, en este cuenco tengo papeles con todos vuestros nombres. Sacaré dos y esa será la pareja de trabajo. ── El profesor sonrió y sacó de manera reverencial un pequeño cuenco plateado, como si de un objeto valioso se tratase.

Si había algo que Iván odiara más que nada, era a la gente que se esforzaba más de lo necesario. Cajeras del supermercado que sonreían falsamente, gente que saludaba desganada y profesores que fingían apreciar su trabajo aunque estaba claro que venderían su alma al diablo con tal de escapar de la masa de adolescentes ruidosos y maleducados.

── Empecemos. Tomas Arbillaga y...Germán Usinger..

La ronda de emparejamiento empezó, la tensión se sentía en el ambiente junto con las quejas de los desafortunados que acababan con alguien que no era de su agrado. Iván ignoró todo el paripé hasta que, por fin, el profesor le nombró. ¿Qué pobre infeliz tendría que cargar con su lastre?

── Iván Buhajeruk y...Rodrigo Carrera.

Un silencio sepulcral cayó sobre el aula, era gracioso porque, dentro de Iván, todos los mecanismos se habían puesto en funcionamiento. Su corazón martilleaba con fuerza en su pecho y podía oír el latido dentro de su cráneo. Casi se cae del asiento, y empezó a boquear como un pez fuera del agua. Debió hacer algo muy bueno en otra vida.

Dirigió la vista al pequeño omega, pasando por todos los alfas que le dirigían miradas asesinas. Cualquiera de esos desgraciados habría dado lo que fuera por ser emparejado con Rodrigo. Hasta el profesor frunció el ceño.

── Señorito Carrera, dadas las circunstancias, entendería que usted solicitara un cambio de compañero...

Iván quería gruñir, amenazar con sus colmillos al maestro. ¿Tan terrible era ser su pareja que ni siquiera el tutor podía fingir tenerle aprecio? Vale que era vago, malhumorado, despreocupado, nunca colaboraba, le daba igual su nota y la de los demás pero...¿Tan terrible era ser su pareja? Algunos alfas estúpidos apoyaron las palabras del profesor con bajos murmullos. Imbéciles.

─── 𝐈𝐍𝐓𝐎𝐂𝐀𝐁𝐋𝐄  - rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora