El comienzo

398 27 1
                                    

¿Acaso me está seduciendo? No puedo dejar de mirar sus muslos descubiertos. ¿Por qué tiene que vestir así? ¿Por qué en este momento?

Mi garganta se seca y mis pensamientos me traicionan con imágenes que no debería tener. ¡Cálmate, Wonyoung! Solo está ajustándose el micrófono.

Sacudo la cabeza, tratando de apartar ese calor que sube desde mi cuello hasta mis mejillas. Agradezco que casi todos se hayan ido del vestuario.

—¿Wonyoung? ¿Estás bien? —Rei aparece de repente, mirándome con el ceño fruncido—. Te ves roja… ¿no estarás enfermándote?

Intento sonreírle, aunque me siento expuesta. —Estoy bien, Rei. Solo un poco nerviosa, eso es todo.

—¿Nerviosa? —arquea una ceja—. Mira que puedo decirle al staff que te sientes mal para que descanses un rato. No te van a matar por faltar una vez.

Su tono es ligero, pero noto su preocupación. Niego rápidamente con un movimiento de cabeza. —No, no. Con una pastilla se me pasará.

Rei suspira, como si no me creyera del todo, pero no insiste. —Bueno, si tú lo dices.

—¿Cuánto falta para salir? —Cambio de tema antes de que pueda seguir interrogándome.

Revisa su celular y se encoge de hombros. —Unos cinco minutos. Yo ya voy subiendo, te espero arriba. —Me da un abrazo rápido que apenas tengo tiempo de devolver antes de que desaparezca por la puerta.

Por instinto, busco a Yujin con la mirada, pero ya no está. Quizás también se fue a prepararse.

Justo cuando estoy por moverme, pasa junto a mí, casi rozándome, con un movimiento que me deja helada.

Sus caderas oscilan con una naturalidad que parece diseñada para torturarme, y el top que lleva me deja ver el contorno perfecto de su abdomen. Mi respiración se acelera.

¿Por qué tiene que moverse así? Me quedo congelada, las manos temblando mientras intento calmar el calor que sube sin control.

—¡Wonyoung! —La voz del staff me saca de mi trance. Lo miro, tratando de disimular. —¡Ya va a empezar el concierto! Las chicas te están esperando.

Asiento rápidamente y me dejo guiar hacia el escenario, aún sintiendo el calor en mis mejillas.

Me posiciono en mi lugar, respirando hondo. Las luces se encienden, y con el primer acorde, comienza el espectáculo.

¿Aceptas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora