Era el primer día de Julián en Buenos Aires. Le había tocado viajar un 10 de febrero, época en la cual abundan en la provincia olas de un calor sofocante, que no cualquiera está acostumbrado a soportar. No era el caso de un provinciano como él.
«Qué exagerados que son los porteños, veintiocho grados no es nada.» pensó Julián mientras iba caminando por el centro de la capital federal.
Después de todo, Julián ya estaba acostumbrado a las altas temperaturas de Córdoba, su provincia de nacimiento.
Sin embargo, que el calor no le parezca sofocante no evitaba que varias gotas de sudor cayeran lentamente por su cabeza. El sol estaba en lo alto, ya que era pasado el mediodía, pero Julián no prestaba atención a aquello, más bien se encontraba exhorto en sus propios pensamientos.
Recién habían pasado apenas dos horas desde su arribo y él ya se encontraba pensando en las cosas que le faltaban organizar antes de los primeros días de cursada. Sus pensamientos eran una mezcla de incertidumbre y emoción por conocer una nueva ciudad, personas y adentrarse en el mundo universitario como siempre había soñado.Después de terminar el colegio, el chico de cabello castaño había decidido que quería continuar sus estudios a nivel universitario. Contaba con la suerte de que sus padres siempre estaban dispuestos a apoyarlo en sus decisiones, y esta no era la excepción. La convicción de continuar sus estudios era clara, pero el hecho de haber nacido en un pueblo de apenas tres mil habitantes como Calchín complicaba un poco la situación.
Luego de varias (y largas) charlas con sus padres, habían acordado que lo mejor era que Julián pudiera aprovechar la oportunidad de irse a estudiar a Buenos Aires. Córdoba capital también había sido una primera opción, pero fue descartada rápidamente ya que nadie de su familia vivía por esa zona. Un alquiler en un lugar tan céntrico claramente iba a costar una cantidad de plata que sus padres no podrían pagar.
La idea de viajar a la capital del país había surgido de su mamá, después de recordar que su ahijado se encontraba allí mismo realizando sus estudios. Julián apenas lo conocía, tenía el recuerdo de haber compartido algunos años de su infancia jugando con él en el patio de su casa, pero eso había pasado hacía más de diez años atrás. No estaba seguro de si el plan de convivencia con su amigo de la infancia iba a funcionar, pero en vista de las pocas opciones, le había tocado aceptar con una sonrisa cuando su madre se lo propuso acompañado de un gran abrazo un mes antes.De repente sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Julián llegó a la entrada de un edificio. Parecía un poco viejo, pero mantenía cierta elegancia y buen gusto, tampoco se lo notaba sucio o deteriorado.
Julián sacó su celular y revisó un bloc de notas donde tenía varias anotaciones.-Primero... D.-murmuró mientras llamaba al portero del edificio.
Después de un corto pitido y varios segundos de espera, una voz respondió.
-¿Quién es?- preguntó la voz de un chico.
-¿Cómo andas Cristian?, soy Juli. -respondió Julián tratando de meterle
onda a lo que él creía iba a ser un reencuentro incómodo.-¿Qué Juli? -preguntó el presunto Cristian del otro lado.
-Juli Alvarez -respondió inmediatamente Julián que ya comenzaba a inquietarse un poco por la situación.
-¿Quién? -repreguntó el chico del otro lado del portero.
Julián tragó saliva. ¿De verdad nadie le había avisado que él iba a quedarse en su casa? Apenas habían pasado tres segundos de silencio incómodo y Julián ya comenzaba a hacerse la cabeza. ¿Y si Cristian no se acordaba de él? ¿De dónde iba a sacar la plata para quedarse en otro lado?.
Para su sorpresa, la voz del segundo chico volvió a escucharse.
-Te estoy jodiendo culiado, ahí bajo. -respondió finalmente.
Julián respiró. El sudor de su cuello ya no era solamente producto de las altas temperaturas de Buenos Aires.
«Arrancamos joya.» pensó para sí mismo.
Después de unos pocos segundos, Julián vio a través del vidrio de la entrada como se abría el ascensor y un chico de piel morena salía de él.
Rápidamente le abrió la puerta y sin darle tiempo a reaccionar, se abalanzó sobre él para darle un abrazo.Cristian lo abrazaba fuerte y con una sonrisa, mientras Julián apenas tuvo tiempo de abrir sus brazos para corresponder el sorpresivo abrazo, sin embargo la expresión de su cara a espaldas de Cristian era nula, solamente movía los ojos hacia un costado (bombastic sideeye) esperando que el abrazo termine.
-¿Qué onda, Juli?, tanto tiempo. -exclamó Cristian.
-Todo bien por suerte, un toque cansado del viaje. -respondió Julián mientras levantaba su bolso, dispuesto a entrar al edificio.-Me imagino -dijo Cristian agarrando una de las tiras del bolso.
Acto seguido, tomó también la segunda tira y se cargó el bolso a su espalda.
Julián lo miró sorprendido. No solo por la hospitalidad sino porque el bolso pesaba mucho, y parecía haberlo levantado de un tirón con mucha facilidad.-Tranqui, Cris, no hace falta que lo lleves -atinó a decir Julián.
-Decime Cuti, boludo. Y no te hagas drama, vos caminá nomás. -respondió "El cuti" quitando importancia al pedido de Julián.
Julián le sonrió y continuó caminando detrás de él. Recordó que ese era el apodo por el cual lo llamaban casi todos sus conocidos.
Después de subir por el ascensor, el Cuti le mostró su habitación a Julián, dejando caer el bolso sobre su cama. La habitación era cómoda, tenía una cama pegada contra una de las paredes con un cubrecama azul, un televisor apoyado sobre un mueble antiguo con varios cajones y un ventanal que daba a la calle.
-Bueno te dejo tranqui para que acomodes tus cosas, ahora en un rato vemos si comemos algo así nos ponemos al tanto después de tantos años. -dijo Cristian mientras le guiñaba el ojo y dejaba la puerta de la pieza entreabierta.
Julián se tiró boca abajo en la cama, estaba muerto por el viaje. Al final el Cuti había resultado ser buena onda, lo cual significaba un problema menos.
Ahora faltaba la segunda parte del viaje y la más importante, comenzar su vida facultativa.
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Mis ganas de no quererte - Julienzo AU
FanfictionJulian es un joven de 18 años recién llegado a Buenos Aires en búsqueda de una nueva oportunidad para estudiar. En su camino se cruza con un amor confuso y muy intenso que lo va a hacer dudar de todo y de todos.