Capítulo 2

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Geno era muy bueno para mentir, aunque ésa nunca fué su primera intención, él de verdad deseaba continuar su día normalmente, olvidarse de lo visto en aquel espejo y de su cuestionable estado de salud. Pero al resultarle imposible, casi fué natural el como se guardó su propia angustia con increíble maestría todo el resto de la tarde, hasta que llegó el momento de volver a casa. El hogar que compartía con Papyrus y sans, mientras él conseguía dinero para tener su propio hogar.

"Ésta tarde 4 hombres enfrentaron a un monstruo en calle libertador wasausky, alegaron haber sido atacados cuando éste levantó un auto con su rayo láser, una medida extremadamente peligrosa por parte del antisocial."

–¿por qué nos tratan así? Sólo quería mover su vehículo.–

Sans se encogió de hombros, a su lado, geno comía los últimos trozos de un sándwich, perdido en sus pensamientos, al ver lo distraído que se encontraba el del ojo derretido, decidió responder.

–Es difícil... acostumbrarse cuando se trata de una convivencia obligada, están viviendo algo anormal y fuera de lugar, los humanos suelen despreciar lo diferente...–

"Sólo quería evitar una multa de tránsito " se escuchó la voz de un tercero viniendo de la televisión. En silencio, geno recogió los platos y se dirigió a la cocina, depositando la losa sucia en el lavaplatos antes de partir a su habitación. De pronto, una enérgica y un poco confundida voz a sus espaldas.

–¿Ya te vas a dormir? Es bastante temprano, pensábamos ver el programa juntos.–

Amaba cada segundo que podía pasar en tranquilidad con sus familiares, charlar de cosas triviales, cocinar todos juntos, sin embargo su cabeza parecía estar muy lejos de ése lugar, dando sus últimos esfuerzos de falsa parsimonia, lo que menos quería era que indagaran sobre su estado de ánimo.

–Paso por hoy, fué un día largo y mañana tengo la entrevista.–

–Nye! Que descanses hermano.–

Así geno cerró lentamente la puerta y con ello soltó las amarras que sujetaban sus miedos, desparramandolos por toda la estancia, miles de ideas zurcaron su mente materializandose en un temeroso vistazo a su camiseta y la mancha levemente amarillenta, vestigio del accidente.

Deslizó su mano con lentitud, temblorosa, insegura de querer continuar pero incapaz de detenerse, subiendo la camisa para encontrar que, efectivamente, su vista no le había fallado en primer lugar, su mirada era incapaz de apartarse de la horrorosa imagen entre sus costillas. En su mente decretó con una ansiedad creciente "tengo que averiguar qué ocurre lo antes posible", esperó, sin pegar ni un ojo, hasta entrada la madrugada, sin que nadie lo notara, se deslizó por la ventana como un adolescente huyendo a una fiesta a media noche. El frío del exterior no parecía siquiera aminorar el calor adrenalinico de su estructura ósea.

Siguiendo cada farol iluminado, incapaz de mirar las amplias y vacías calles consumidas por una oscuridad que le provocaba una aterradora nostalgia. Después de caminar unas cuantas cuadras, fué capaz de dar con su destino, empujando la puerta acristalada, rápidamente las luces frías lo bañaron por completo.

–¡Señor! Casi me da un infarto, ¿Qué hace aquí en medio de la noche?.–

Tal vez era por su extremadamente seria expresión o la zona derretida de su cuenca, pero le dió la completa razón al espanto de la mujer frente al mesón.

–Espero me disculpe, me venían queriendo asaltar hace dos cuadras... como sea, necesito tomar una hora para un médico general.–

La mujer inmediatamente cambió su postura a una más tensa, mirándole por unos segundos, luego su atención volvió al aparato que tenía en frente.

–sólo tenemos 3 médicos que atienden monstruos, tienen una agenda muy llena....–

"¿Y bien?" Pensó el esqueleto, parecía que su martirio estaba siendo controlado por una fuerza mayor, alargandolo, manteniendolo en un estado de espera tortuosamente colosal. La mujer al ver que Geno no se marchaba, se vió obligada a completar la frase.

–... aunque estoy segura que encontrará mejores especialistas... En ciudades con más monstruos. –

Un suspiro exasperado salió de la boca del de bufanda roja, dando un golpe al amplio mesón, podía jurar que un enfermero aumentó su andar por el pasillo a sus espaldas gracias a ése simple movimiento.

–¡no quiero ir al subsuelo!–

Que agotadoras eran esas charlas, el humano había traído Paz, pero ambas razas eran tan diferentes que cada cierto tiempo ocurría, algunos aún creían que los monstruos seguían estando mejor bajo tierra.
Suspiró, pasando una de sus manos por su cráneo, no se atrevió a ver nuevamente a la secretaria, conocía muy bien la expresión de desprecio al creerte un total loco.

–Ugh.... Sólo agende una hora con cualquiera de ellos, no importa para cuando ni tampoco el precio.–

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Recomiendo no leer los capítulos apenas los haya subido, siempre olvido algo o dejo alguna nota que es un spoiler y tengo que borrarlo/editarlo :(

Familia [Afterdeath] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora