Gracias a @KandraK por permitirme escribir esta historia a base de su Fanfiction historia de un amor Agridulce.
Maléfica se encontraba tomando un sobró de su coctel frente a la chimenea una fría noche en el palacio de su hija, estaba con tranquilidad observando las estrellas desde el ventanal de su habitación, en algún instante escucho el ruido de la puerta abrirse peor creyó que sería su hija mal, vaya error por que al voltear lo último que diviso fue a Bella la cual le enterró en reiteradas ocasiones una cuchilla de hierro a la altura de todo su estómago y pulmones.
Trato de decir algo pero solo soltó sangre por su boca para terminar cayerondo desmayada al suelo...
Si no te hubieras acostado con él, mi adam seguiría siendo mio y no le abría entrado en la cabeza el querer separarse de mi ¡todo esto es tu culpa! ¡Tú me hiciste así! - se justificaba desesperada mientras se agarraba de los cabellos cubriendo todo su rostro y vestido amarillo clásico de la espesa sangre Dorada de las hadas.
Por supuesto que recordaba su historia con Adam y sabía que no había hecho bien hace tan solo unos meses pero tampoco se arrepentía, mientras que Hades la decepcióno. Pese a ser el amor de su vida terminó siendo adam quien en su amor y toxicidad la termino cuidando y amando pese a que no podían estar juntos....
Flash back
En los primeros días de la Isla de los Perdidos y Auradon, el reino se estaba consolidando como un refugio de bondad y orden, mientras que la isla se convertía en una prisión para todos aquellos que representaban el caos y la maldad. En medio de este nuevo equilibrio, Adam y Maléfica, una vez amantes, se encontraban atrapados en una espiral de toxicidad que afectaba no solo a ellos, sino a todos aquellos que los rodeaban.
La creación de la Isla de los Perdidos había sido un acto deliberado, una separación drástica entre el bien y el mal, una respuesta desesperada a las oscuras fuerzas que alguna vez amenazaron Auradon. Encerrados en la isla, los villanos no podían usar su magia, y la desesperación y el resentimiento crecían como una plaga. Maléfica, la más poderosa de todas, se había convertido en la reina de aquel lugar desolado, pero su poder menguaba y su alma se volvía cada vez más oscura y amarga.
Adam, ahora rey de Auradon, observaba desde lejos. Había sido él quien había dado la orden final de confinar a Maléfica y a los otros villanos, pero sus motivos eran tan enredados como su corazón. ¿Era realmente por el bien de Auradon o por su propio deseo de venganza, celos, y un deseo de control? La máscara de nobleza que llevaba oculta su verdadera naturaleza, una careta que, si se arrancaba, revelaría la toxicidad de su alma.
Desde la isla, Maléfica sentía la presencia de Adam, aunque estuviera al otro lado del mar. Su amor por él no había desaparecido, pero se había transformado en algo oscuro, corrompido por el odio y la traición. Recordaba los días en que Adam la cortejaba, en los que el poder y la pasión los unían, pero también recordaba la frialdad en sus ojos cuando él la había condenado.