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Capítulo 2

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Capítulo 2

Vaella mantenía sus ojos cerrados, disfrutando los suaves toques que Jahara le proporcionaba al peinarla.

Su mente divagaba con frecuencia, pero en ese momento parecía estar fuera de sí. Los bastardos de Aegon la atormentaban aun sin estar con vida. ¿Los dioses la castigarían o entenderían la razón de su pecado? No lo sabía.

— Su cabello está listo, princesa - avisó Jahara soltando el pelo de Vaella y retrocediendo unos pasos.

La princesa abrió los ojos lentamente, se levantó de la silla y caminó hacia su cama.

— Puedes retirarte, Jahara - dijo recostándose en la almohada.

— ¿Se encuentra bien, princesa?—preguntó Jahara, algo preocupada—. Puedo quedarme aquí si lo desea.

— Solo estoy cansada.

La morena asintió e hizo una reverencia antes de marcharse. Dejándola sola a la princesa.

Vaella volvió a cerrar los ojos, necesitaba descansar y ahuyentar cualquier pensamiento no deseado.

Para su mala suerte no le funcionó al principio, no solo sus pensamientos le impedían el descanso que ansiaba, sino también su propia ropa, que bajo las sabanas empezaba a hacerse pesada e incómoda.

Se levantó molesta, y se deshizo de su camisón, contemplando su propia desnudez. Sin saber que a unos pasos de ella, escondida entre las sombras, su hermana mayor la observaba con atención, recorriendo cada parte de su cuerpo con la mirada. La heredera al trono temblaba, su cuerpo ardía de excitación y sus ganas de tocar a Vaella empezaban a ser difíciles de controlar.

La princesa volvió a la cama, reposó su cabeza en la almohada y, con la esperanza de poder conciliar el sueño esta vez, logró caer rendida.

Las horas pasaban y Rhaenyra no abandonaba su posición, parecía estar entretenida viendo cómo el pecho de Vaella subía y bajaba lentamente. Había sido cautivada por su hermana de una forma tan rápida que cada acción que realizaba era completamente impulsiva, pero lejos de arrepentirse solo se animaba a seguir. Mientras más tiempo pasaba mirándola, más ansiaba acercarse a ella. A este punto dudaba por completo de comprometerla con su hijo.

Horas después, unos rayos de sol empezaron a entrar por la ventana, Rhaenyra pareció reaccionar y salió con suma cautela de la que era antes su habitación, prometiéndose volver, y agradeciendo a Daemon por haberle enseñado la entrada de lo que ahora sería su pasatiempo favorito.




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— Madre me trajo un ave noches atrás - mencionó Helaena mientras observaba la jaula del animal.

THE HOUSE ON FIRE / RHAENYRA TARGARYEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora