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Capítulo 3
Vaella bajó de Cannibal en cuanto el dragón tocó el suelo. Utilizó el ala del animal como soporte y saltó. Acarició su lomo con cariño y empezó a caminar hacia la mayor, quien la esperaba en la entrada de la cueva.
— Dudo que sea prudente estar solas en un lugar tan lejano al castillo - dijo Vaella con un tono serio, pero la verdad era que solo quería escuchar la respuesta de su hermana.
— ¿La princesa Vaella está asustada?—preguntó de forma irónica la heredera -. Jamás lo hubiera pensado.
Vaella río, se acercó a la mayor y se detuvo a unos cuantos centímetros de ella. Levantó la mirada, debido a la diferencia de altura, y le regaló una media sonrisa.
— La reina me colgará cuando se entere que estoy aquí, contigo.
Rhaenyra mordió su labio inferior suavemente, y formuló una sonrisa. Poco le importaba la opinión de la Reina.
— Descuida, haré que tus últimos momentos valgan la pena - susurró antes de dar unos pasos hacia atrás y desaparecer entre medio de la oscuridad.
Vaella sentía que sus piernas le fallarían en cualquier momento. Estaba más que claro que Rhaenyra le estaba coqueteando, y de ella dependía ahora seguir el juego de la mayor o retirarse y volver al castillo.
Su decisión era obvia.
Dio unos pasos hacia adelante y entró en la cueva. Buscó a Rhaenyra con la mirada, pero era incapaz de ver en la oscuridad. Siguió caminando con la esperanza de encontrarla, pero parecía haber desaparecido.
— ¿Rhaenyra? - la llamó, pero no hubo respuesta - ¡¿Rhaenyra?!
— Estoy aquí - sintió la voz ronca de su hermana en su oído, tomándola por sorpresa. Estaba tan cerca que podía sentir su respiración chocar contra su piel, haciéndola estremecer.
— Si me caigo, será tu culpa.
— Nunca te dejaría caer, Vaella.
La menor tensó su mandíbula, estaba siendo demasiado doloroso escucharla tan cerca.
Guardando sus pensamientos para sí misma, siguió caminando. Lo único que podía escuchar en ese momento eran los pasos de Rhaenyra siguiéndola.
Después de unos minutos, pudo divisar una luz de tonos azules a lo lejos. Extrañada, apresuró el paso para ver que de qué se trataba. Cuando llegó hasta ella, notó que daba inicio a otro lugar. Miró a Rhaenyra confundida y está solo río. Dio un paso hacia adelante para entrar en ella y sus ojos brillaron cuando vio su interior. Era una cueva grande, rodeada de agua, tan cristalina, que podía ver con claridad las piedras en su interior. El agua brillaba tanto que al chocar contra las piedras daba ese efecto azulado que había visto con anterioridad. Vaella sonrió y miró a Rhaenyra.
