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Capítulo 4

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Capítulo 4


La luz de la luna habitaba en cada espacio de la habitación de Vaella, y el ruido de la ciudad inundaba los oídos de las princesas.

Habían pasado cuatro noches desde el maravilloso encuentro que habían tenido. Rhaenyra pasaba sus noches en la habitación de Vaella, ya sea a su lado u observándola desde lejos.

Debía admitir que por un momento creyó que el deseo que le guardaba a su hermana era algo físico, pero después de haber pasado por esa etapa supo que estaba equivocada. Como bien se lo había dicho, estaba completamente cautivada por ella, y cada noche que pasaba junto a Vaella era un alimento para sus ilusiones.

Para el deleite de la heredera, esa noche se encontraba junto a la princesa. Vaella reposaba su cabeza en el cuello de la mayor, con las manos firmes en su cintura. Mientras que, por otro lado, Rhaenyra acariciaba el largo cabello de su hermana con la punta de sus dedos, mientras disfrutaba de su cercanía.

Sus encuentros se habían disminuido a divertidas conversaciones a tono bajo, siempre con cuidado de que Sir Clenton no las escuchara.

Cuánto no daría Rhaenyra por volver a tener a Vaella debajo suyo, completamente desnuda y disfrutando de los toques que ella misma le proporcionaba, pero placeres carnales no era lo único que buscaba en la princesa.

Hombres de todo tipo habían viajado por su cama múltiples veces, y la princesa Rhaenyra no deseó más de ellos que un buen momento. Hacían lo que tenían que hacer, y cuando terminaban, la heredera los echaba de sus aposentos como si de perros se tratase. No se arrepentía en ese entonces y no se arrepentía ahora. Siempre creyó que su desinterés por ellos o por cualquier otro hombre, era porque en realidad a quien esperaba y quería era a Daemon, pero incluso ahora, casada con el que era el hombre de su vida, sentía lo mismo que con cualquier otro.

Vaella le provocaba otros sentimientos, otros no antes experimentados por ella. Pensó que tal vez se debía a que era una mujer, pero descartó esa idea de inmediato, puesto que no era la primera mujer con la que había tenido sus encuentros. Varias noches había pasado con su prima Laena, pero ninguna de ellas provocó ni la mitad de lo que Vaella causaba en su interior.

Otra idea se formuló en su mente tratando de
encontrar la respuesta a algo tan nuevo, y se trataba del reflejo que veía de su esposo en Vaella. Nadie podía negar que ellos compartían características. Los dos eran impulsivos, arrogantes e irracionales, pero el porqué de sus actos era lo que los hacía diferentes, y lo que cambiaba completamente la perspectiva de la heredera de cada uno.

Mientras que Daemon actuaba para obtener la atención de su hermano, sin importarle ni un poco a quien pise en su camino para llegar al trono de hierro, Vaella actuaba para obtener el mínimo de respeto que ella merecía, tratando de mantener su casa en alto, y no volver a ser la comidilla de otros.

THE HOUSE ON FIRE / RHAENYRA TARGARYEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora