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- Desde cuando...
-Hace más de un año, pero parece que tú ya sabías que pasaba desde antes, aún así lo seguías ocultando hasta que simplemente no había opción de no darse cuenta.
- No sabía lo que pasaba - miré a otro lado un tanto frustrado por la situación. - Pero todos a mi alrededor tampoco y se lo hicieron notar.
- Es egoísta mantenerlo en la incertidumbre.
- Es de lo único que no sabe, por suerte no es tan seguido, a veces pienso que voy a desaparecer... , pero al mismo tiempo no quiero, porque me gusta vivir.
- Que dualidad la tuya.
- Lo es, ¿no? - solté una carcajada, era fugaz y casi inaudible pero el la correspondió de igual manera, sigo sin saber cómo decirle que el es una razón por la que quiero estar aquí.
- Alguna vez ¿se han intentado comunicar?.
- Varias, pero no eran agradables, solo... insultos al otro, más de parte mía hacia el, por tantos problemas en que nos hemos metido, lo hice creer que era tan solo el insultandose.
- Pensé que no podían comunicarse.
- Tal vez no tan explícitamente como eso, lo dejé porque - suspiré pesadamente - creo que es mi culpa que quiera suicidarse.
- "Indigno de ser humano" - se le salió la risa - si no aguanta eso no será suficiente para sobrevivir, nadie de preocupa tanto por ustedes y tampoco son responsables de ustedes.
- Lo sé, pero agradezco el apoyo.
- No es nada - me dió un golpe en el hombro. - A veces eres divertido, ¿Lo sabías?
- No, nunca eres tan explícito. - puse mi mano al rededor de sus mejillas poniendo atrás de sus orejas el lechón de su cabello y alzando levemente su fleco para verlo más pasientemente, como las dalias azules.
Pareciese que estaba más desesperado que yo por sentir la piel agena porque tomó mis mejillas jalandome levemente hacia el y plantandome un beso que si no fuera por mi se hubiese convertido en uno frances.
Al alejarlo lo ví por unos momentos antes de acariciar su cabello y darle un beso en su frente, rápido y suave, el desde un inicio parecía una flor de mayo con un degradado al centro de su rostro hacia sus mejillas, entendiendo que aquel beso quizás se había vuelto algo que solo me posee a mi.
Tomó mis manos para pronunciar una dulce pregunta.
[ • • ★ • • ]
Al recordarlo solo podría pensar que era un ángel, aunque ser una deidad encarnada tampoco se salia de mis deseos.
Desde ese momento lo miré como alguien a quien me atrevía a escuchar, aunque era claro que muchas veces me fastidiaba por sus gritos que en un inicio pensé que eran de peligro.
Solté una carcajada al ver su rostro pintado de carmín y esas dalias azules parecían carbonizadas, era igual cada vez, el me reclamaba y yo lo veía serio, eso lo "calmaba" al menos eso me quiso hacer creer, porque siempre supe que era miedo como un perro cuando sacan el collar de adiestramiento, en un inicio no esperan que sea algo malo y eso es del único daño a otro del cuál me arrepiento.
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«De A y B atentamente para mí »
FanfictionPero... ¿Se puede entender sin saber que pasa? Apuesto a que si, porque nada se oculta para siempre, al menos no si notas los pequeños detalles.