𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙑𝙄𝙄

128 18 6
                                    

Ha pasado una semana desde que Anda y yo convivimos como si fuéramos pareja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ha pasado una semana desde que Anda y yo convivimos como si fuéramos pareja.

Nuestro apetito sexual ha aumentado y a ninguna de las dos le da vergüenza admitirlo.

Aquella vez que lo hicimos en la cocina, Anda se comportó serena y no se le ocurrió decir ninguna cosa fuera de lugar, más bien cenamos tranquilas e incluso platicamos de asuntos triviales. Algo realmente inusual en ella.

Durante el trabajo nos miramos de re ojo, algunas ocasiones yo coqueteándole y ella, como siempre, impaciente al apretarme el trasero al pasar demasiado cerca. Todos nuestros amigos se han dado cuenta de que entre los dos hay algo, pero se han manteido callados y simplemente observando. De hecho me beneficia, porque ahora me respetan más.

Anda por su parte sigue rindiendo bien en su trabajo y pagándome. No ha vuelto a referirse a Bonus, y tampoco ha vuelto a traer a mujerzuelas a la casa. Y por lo que sé, tampoco ha mantenido relaciones sexuales con nadie más que conmigo. Yo no se lo he preguntado, porque se me hace muy pronto y no quiero arruinar el progreso que llevamos.

Esta mañana lo acabamos de hacer. Ella se ha portado realmente bien a lo que se refiere al sexo; me cuida, procura que no me duela y no piensa en su propio placer como siempre creí... Anda es una buena compañera de cama, de a eso no tengo duda alguna.

Se ha ido a trabajar y me he quedado en casa porque me lo ha pedido. Lo único que no me gusta es que siempre trata de retenerme, como si temiera que me fuera a algún lugar. Y por no querer discutir, hice lo que me pidió.

No sé qué cocinar esta tarde y a decir verdad, no tengo hambre. Prefiero esperar a la cena, cuando Anda llegue. Quiero salir un rato para despejarme, aprovechando que Anda no está, por lo que me cambio y cierro la casa.

Al primer lugar al que me dirijo es a un mercado que suele ponerse cerca de la casa. Es un mercado de calle donde venden desde comidas hasta ropa usada. Hay mucha gente y  por lo general muchas jovencitas en busca de un novio.

Será un largo recorrido.

Una anciana se agacha, con el único propósito de cargar una caja de vitropiso, porcelanato por lo que se ve. Son cajas abundantes que le ha dejado un camión de carga. Por desgracia, cuando se hacen entregas de piso, no lo dejan dentro de casa.

La mujer me mira sorprendida y sonrie, tímida. No he traído ropa desgastada ni botas de casquillo, pero aun así me acerco. Me ofrezco a ayudarle y gustosa me deja movilizar su material.

De hecho, creo que Anda no quiso trabajar en su casa hace meses y la remodelación no va por un buen camino, lo he notado. Después de todo, estafan a las personas mayores.

Supongo que por eso Anda no quiso trabajar para ella, porque prefiere ver culos y tetas...

Para mi sorpresa, son demasiadas cajas, tantas, que me ha hecho perder un poco el tiempo. No tengo condición fisica pese a trabajar de albañil y eso me frustra. Miro el reloj y al ver que me he demorado mucho, frunzo el ceño. Pero al mismo tiempo no quiero dejar a la mujer con toda la carga.

Son más de las ocho de la noche y sé que debo estar en casa, pero la señora me ha ofrecido de cenar y no me he negado. Se ve tan adorable, me hace recordar a mi madre de alguna forma

-Mi esposo era amante del color café-. Me cuenta.- Por eso el piso es de ese color. A él le hubiera gustado ver la casa remodelada, pero se fue antes de tiempo.

No sé qué decir. La remodelación tiene una gran carga emocional.

-Supongo que ha sido muy dificil pero al mismo tiempo satisfactorio poder remodelar como él siempre quiso-. Comento, mordiéndome el labio. Ella sonrie y asiente.

-Pero no hay momento en que los trabajadores terminen. Llevan 3 meses trabajando y no se ha visto ninguna mejora.

-¿En serio?

Ella mueve la cabeza, diciendo que sí.

Maldita Anda, hubiera tomado el trabajo y ya para estas fechas estuviera terminado.

Cuando vaya a la casa le contaré sobre esto y espero me dé una buena explicación al respecto.

Frustrada, miro el reloj y al notar que son casi las 10, me levanto de un brinco. Es súper tarde. Rápido, me despido de la señora y salgo corriendo directo a la casa. De todos modos no queda muy lejos, así que no me preocupa demasiado.

Al llegar, veo que la camioneta de Anda está estacionada y que la luz de la sala está encendida. El corazón se me acelera, el cuerpo me pide no avanzar. Algo está mal, lo siento.

Me siento ansiosa, destruida de repente. Me acerco a la puerta y trato de oír cualquier sonido que provenga. No escucho nada, así que me asomo por la ventana y lo veo.

Anda sentado en el sofá. Una chica sobre sus piernas, abierta y desnuda. Anda chupándole un pezón. Anda excitada. Anda disfrutando. Anda follando, como siempre.

Un escalofrío me recorre. El suelo se mueve bajo mis pies, las rodillas me tiemblan. Duele.

Anda nunca va a cambiar.

Parpadeo, me giro y camino fuera de ahí. Quisiera entrar, hacer acto de presencia, pero me siento estúpida como para lograr darle esa percepción. No puedo simplemente entrar, caminar hacia mi habitación como si no me importara lo que esté haciendo en la sala. No soy tan fría como ella.

No estoy tampoco seguro de llegar a casa luego de haberlo visto, de todos modos es su casa y puede hacer en ella lo que le plazca, porque lo que tenemos ella y yo es simple sexo.

Soy la única que piensa que Anda va a cambiar, pero alguien como ella nunca lo hará, menos por mí. El estómago me duele, tengo náuseas y quiero dormir. Necesito eso en verdad.

Ha sido un día cansado.

Ha sido un día cansado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝘼𝙡𝙗𝙖𝙣̃𝙞𝙡 (𝘼𝙣𝙙𝙖𝙡𝙤𝙤𝙠𝙠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora